Sin embargo nuestro cuerpo puede recuperarse entrando a una disciplina u orden de alimentación, horas de sueño, descanso, ejercicio físico, o con medicamento si se sufrió alguna enfermedad.
¡Bendito cuerpo! Lo podemos ver y sentir para detectar de inmediato sus necesidades y suplirlas al momento.
¿Pero qué pasa con nuestra alma? Esa parte tan profunda dentro de nosotros que es igualmente vulnerable, como nuestro cuerpo.
El alma, es el centro del ser humano; ese lugar donde radican nuestras emociones y el control de la voluntad.
Hay quienes se refieren al alma como “corazón”, pues todo lo que acontece a nuestro alrededor y nos oprime o influye emocionalmente, causándonos ansiedad, estrés, angustia, dolor, afán, preocupación, etc… ¡está llegando ahí!
Consecuentemente, nuestra alma, se puede convertir en un “pequeño almacén” o “tesoro escondido” dentro de uno mismo.
Y puede ser que, en lugar de estar llenos de paz, tranquilidad, seguridad, amor y toda buena virtud… tal vez nuestra alma está llena de ansiedad. Quizás eso es lo que está ocurriendo contigo: No hay cabida dentro de tu corazón para la Paz. ¿Es así como te sientes?
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