Cómo controlar el carácter
 

El carácter se forma desde pequeños
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

¡Cuánto daño se hace cuando a un hijo no se le da una formación! Qué terrible es que un pequeño no tenga un par de padres que se dediquen a enseñarlo a dominar su carácter. De esto precisamente se adolece mucho en la actualidad, a los hijos no se les disciplina, no se les enseña el amor, ni principios y entonces crecen como mejor les parece.

El día de hoy, si los niños quieren hacer terribles berrinches, los padres los dejan. Se están formando sin tener ningún límite, sin tener dominio propio, se les deja sujetos a sus pasiones y deseos. Por ejemplo, cuando el niño pide algo y el papá no puede comprárselo, empieza a hacer un terrible berrinche, patalea, se tira al piso y grita ante el rostro enrojecido de su madre o padre que simplemente lo agarran, lo levantan y se lo llevan de la mano; le hablan palabras cariñosas, pero el niño sigue con el berrinche.

Aquí vemos una actitud totalmente fuera de control, un niño al cual no se le está formando el carácter, no se le ha enseñado el dominio propio. Es decir, el niño se deja llevar cautivo, encadenado y esclavizado por su pasión y deseo. Un niño así es potencialmente una persona de mal carácter, sin dominio propio y el día de mañana, cuando crezca, será presa de sus pasiones y deseos.

Ahorita el berrinche es solamente por un juguete, pero cuando sea grande, cuando esté joven y fuerte, ya no será un berrinche sino agresiones, insultos y gritos contra su padre o madre. Ese joven fuerte, sin control ni dominio de sus pasiones, será indomable, totalmente rebelde y hará sufrir a todo el mundo. Desgraciadamente, el principal afectado va a ser él, porque será esclavo de sus propias pasiones.

Cuando una persona desea hacer lo correcto y no puede porque está esclavizado a unos hábitos incorrectos, se siente frustrada e insatisfecha. Muchos jóvenes nos han dicho que quieren dejar el enojo, el alcohol, las drogas o que quieren portarse mejor y no pueden. ¿Por qué? Porque ya se formaron un hábito que ahora les es imposible dejar, todo porque desde pequeños no se les formó un carácter basado en la razón y no en los sentimientos y emociones.

El impulso de la sociedad es el conducirse con los sentimientos y emociones, es una corriente que empuja a las personas a pensar que lo que da la felicidad en esta vida es hacer lo que tus deseos quieran. “¿Te gusta? Hazlo. ¿Te hace sentir muy bien? Hazlo, no importan los riesgos, no importa que la razón y la conciencia te digan que no está bien.”

Después, cuando el joven se casa, se le antoja ir con otra mujer porque es lo que su deseo quiere y entonces comete un adulterio, destruyendo así el matrimonio. La razón le decía que no era correcto, que respetara y fuera fiel a su esposa, porque a él no le gustaría que ella lo traicionara o porque los hijos lo iban a aborrecer y a odiar porque se sentirían agredidos y ofendidos. Pero él tomó decisiones sin razonar, egoístamente.

Esclavo de tus propias pasiones
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