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¿Hay un hombre en casa?



Beneficios de tener un padre

Las niñas y los niños que crecieron teniendo un padre están más familiarizados y se sienten más seguros dentro del mundo de los hombres.

            Las niñas que tienen a su padre en casa y él está casado con su madre y se involucra en el desarrollo de sus hijos, pueden relacionarse saludablemente con los muchachos jóvenes durante su adolescencia y con los hombres siendo adultas, porque aprenden de sus padres cómo los hombres bien educados tratan a las mujeres.

            También saben cuáles son los comportamientos inapropiados y tienen una familiaridad saludable acerca del mundo de los hombres.

Ellas no tienen la curiosidad de saber lo que se siente al tocar la barba de un hombre o lo que se siente al ser abrazadas o agarradas con los brazos fuertes de un hombre.

Este tipo de conocimiento, cuando papá tiene afecto por sus hijos, desarrolla una seguridad emocional y una precaución contra la explotación de los hombres rapaces.

            Ellas también aprenden de su madre cómo vivir en el mundo de las mujeres; esto es especialmente importante para ellas cuando están acercándose a su adolescencia y a todos los cambios que esa etapa trae a sus vidas.

            Los niños que crecen teniendo un padre son mucho menos propensos a la violencia, tienen su masculinidad confirmada y aprenden de su padre cómo canalizar su masculinidad y su fuerza en maneras positivas.

Los padres ayudan a sus hijos varones a entender la sexualidad propia de un hombre, la higiene, y el comportamiento adecuado. Las madres les enseñan a sus hijos varones a entender el mundo de las mujeres y a desarrollar una sensibilidad hacia las mismas y los ayudan a saber cómo relacionarse y comunicarse con las mismas.

            Las niñas que cuentan con su padre y él está involucrado en su desarrollo, son más propensas a elegir para sí mismas buenos esposos porque tienen una norma apropiada por medio de la cual juzgar a todos los candidatos.

También los mismos padres ayudan a eliminar a los malos candidatos. Los niños que se crían teniendo un padre son más propensos a ser buenos esposos porque pueden imitar los logros de sus padres y pueden aprender de sus fracasos.

La Revista Americana de Sociología descubrió que “las sociedades con patrones de socialización del niño en donde se cuenta con la presencia del padre, producen hombres que tienen menos tendencia a excluir a las mujeres de las actividades públicas, que las sociedades en donde el padre está ausente”.

            Un punto crucial en la vida de un hijo es el de su transición de la dependencia financiera a la independencia. Generalmente este es un proceso lento que se extiende desde los 16 a los 22 años de edad. Los padres ayudan a vincular a sus hijos -especialmente a los varones- con los mercados de trabajo a medida que ellos entran a la etapa adulta.

Cuando el padre no está presente, es menos probable que los hijos varones tengan las conexiones necesarias para obtener un trabajo de verano en un taller o en una bodega que el padre conoce.

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