Con este tema llegamos a la tercera parte del artículo MATRIMONIOS EN CRISIS.
Clic aquí para leer I Parte: Alarma aumento de divorcios
Clic aquí para leer II Parte: Adulterio, golpe mortal
Analizaremos finalmente las terribles secuelas que deja el Adulterio en la familia:

MATRIMONIOS EN CRISIS
III Parte: Las Heridas del Adulterio

La voz de la esposa:

“Por veinte años fui fiel a mi esposo, honré mis votos matrimoniales… nunca me imaginé los efectos devastadores del adulterio hasta que me pasó a mí. Fue un shock que sufrí al darme cuenta que mi esposo me engañaba; yo me decía a mí misma: “No puede ser verdad. Es como tener una horrible pesadilla de la cual no puedes escapar. El pensamiento de “esto no puede estar pasándome a mí” está en tu mente una y otra vez. Lo único que venía a mi pensamiento era ira y odio.”


La voz de una hija:

“Cuando yo era niña mis padres se divorciaron porque mi padre adulteró con otra mujer cuando mi mamá aun estaba embarazada de mi hermana menor. Me desilusionó tanto el saberlo, me sentía tan humillada con mis amigos; siempre viví con el anhelo de ver a mis padres nuevamente enamorados y unidos.”

Las estadísticas revelan que el 65% de los adulterios terminan en divorcio.

El adulterio es destrucción familiar

Queremos preguntar a los cónyuges si realmente valoran a su familia. ¿Por qué causar heridas emocionales tan profundas y tan difíciles de sanar, solo por un momento egoísta e irracional de placer? Las consecuencias del adulterio son devastadoras en la familia:

Dolor profundo, llanto, desilusión, frustración, decepción, traición, ansiedad, depresión, desesperación, pérdida de autoestima, soledad, rabia, vergüenza, confusión, derrumbe de proyectos familiares, divorcios, pleitos legales, separación, desintegración, pérdidas económicas.

Especialmente, el cónyuge víctima pierde la confianza en su traidora pareja, y en esa relación. Los hijos pierden la confianza de acercarse a su padre traidor.

¿Realmente eso es lo que se desea para la familia? El adulterio no es un juego, ni es “una aventurita”. Es un engaño que enreda las emociones del padre o la madre egoísta que por falta de juicio, de amor, y madurez, se deja llevar olvidando que al caer, está llevando junto con él, al degolladero, a su familia entera.

Volver a empezar

Cada problema que surge en el matrimonio, incluyendo el adulterio, torna un giro diferente en cada hogar, y esto dependerá de muchos factores que rodeen a la familia. Sin embargo, proponemos algunas directrices generales para actuar ante una herida emocional tan profunda:

  • No fingir demencia: Aunque sea doloroso o penoso abordar el tema, debe hacerse. Actuar como si nada pasara o todo marchara bien, es una forma de perder la dignidad.
  • Hablar: Enfrente el asunto platicando con tranquilidad, sin dejarse llevar por emociones en ese momento. Mantenga su cabeza fría para exponer la charla con la dignidad y entereza posibles.
  • Los dos caminos: Según el caso, se optará por una decisión: el perdón y la reconciliación, cuando el traidor se arrepiente, pide sincero perdón y nunca más lo vuelva a cometer, y garantiza además la salud a su pareja; ésta a su vez decide perdonar y voluntariamente no toma en cuenta el acto, y sigue adelante en la vida, poniendo un alto inmediato a esos pensamientos de desconfianza viviendo la vida a la luz de la verdad, no en la oscuridad de aquella ofensa.

El otro camino es el de la separación, si el adúltero jamás se arrepintió, y siguió practicando este acto demostrando que no tiene una gota de amor por su familia. La víctima debe continuar y seguir viviendo dignamente, al lado de los hijos, siendo estos su principal dedicación.

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