La Educación para personas con Capacidades Diferentes
 

Comunicarnos nos ayuda a conocer y respetar su voluntad
 

Por: Lic. Olga Almanza Garrido, Terapeuta familiar

 

Cuando ves a una persona y la conoces por primera vez, generalmente inicias una relación diciendo: “Hola, ¿Cómo estás? soy Rosy”, bueno, pues hagan lo mismo, si te entiende o no te entiende ya habrá otra situación o búscale, porque a lo mejor no puede hablar, no te está entendiendo o a lo mejor sí y te saluda y se hacen cuates… pero a veces sí hay ese temor y pensamos: “Si le digo algo, y si lo molesto y si a lo mejor se enoja”… No, no deber ser así.

A veces que he ido a reuniones me dice la gente, cómo ves, ¿le doy a Claudia esto? Yo le digo, pues pregúntale a Claudia a ver que te dice, ella te va a contestar si le preguntas: “¿Quieres pastel o quieres gelatina?”

Claro Rosy, yo creo que aquí también hay un punto muy importante desde el aspecto legal, que es el hecho de reconocer en las personas su voluntad, porque una cosa es tener una discapacidad o estar enfermos de algo, pero lo cierto es que la voluntad ahí está; la voluntad no tiene ninguna discapacidad y son  seres humanos que tienen derechos, derecho a decidir, a elegir a educarse.

Señora Gabriela, nos puede comentar más sobre su hija en cuanto a su desarrollo en estos talleres del Instituto, ¿cómo es un día de educación para su hijo en este lugar, donde ella ha decidido participar?

Algunas veces he ido a horas que no me corresponde ir, siempre pido verla por la ventana y ver qué es lo que está haciendo, yo sé que la cuidan bien pero quiero saber hasta dónde está llegando mi hija.

La primera vez que la vi me sorprendí porque en la casa yo le permito ser algo desordenada, pero cuando la vi en ese momento y que estaba llegando de la clase, la veo que se levanta de la silla, saca una caja y empieza a acomodar todas las crayolas, lo cual me sorprendió porque en casa no lo hace, y no solo las acomoda sino que va, abre la gaveta, guarda la caja, cierra, y luego acomoda las sillas.

Con esto pensé, si mi hija aquí está aprendiendo con reglas pues en mi casa también tiene que aprender a hacer las cosas.

Mi niña tiene 3 hermanas, en total son 4 mujeres y como madre, a veces sentimos que la discriminación viene desde la casa, pues yo les decía a mis otras hijas, vamos a ponernos a limpiar la casa, pero Idalia no, “porque está chiquita”, que se quede sentadita jugando a las muñecas.

Ahorita ya no, al contrario, le decimos: “Idalia, trae la escoba y tú también ayúdanos y saca las cosas que hay debajo de la cama, ten esto, trae aquello, limpia aquí, etc…” mi niña ahora es una niña que se baña con sus hermanitas, claro que se meten de dos en dos.

Ella ya ha aprendido a ser un poco más independiente, si le doy la ropa, sabe que la tiene que doblar, sabe que tiene que hacer lo mismo que sus hermanas, ya no es la niña que no puede hacer las cosas, que estaba a un lado, no, ahora se integra a la familia, se integra con sus mismos compañeros.

¡Ahora yo lloro más cuando la dejo en la escuela que ella! Aun en vacaciones pasamos por donde está la escuela y voltea y dice: “Aquí, aquí”, ya quiere que la baje y es algo que a mí me habla de que mi niña se siente a gusto, se siente feliz.

Cuando llega a la escuela y llegamos en el carro ya está gritando que se quiere bajar y a la hora de recogerla, pasa por los salones despidiéndose de todo mundo, su palabra preferida es “bye-bye”, a todo mundo se lo dice cruzándose de una puerta a otra y eso es algo que a mí me motiva a seguir echándole todas las ganas porque tener un hijo especial es desgastante, que te absorbe el 80% de un niño normal.

Así es, cuán desgastante es criar hijos y niños desde la etapa de bebés y en este caso, es dar el doble de atención, se requiere de mucha paciencia.

Si y también el doble de inversión porque son muchos gastos sin embargo, cualquier cosa que gastemos en nuestros hijos es una inversión.

La inclusión es pieza fundamental en su calidad de vida
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