La violencia contra la Mujer en México: Un grave problema de salud no resuelto
 

¿Es posible pasar de víctima a agresora?
 

Por: Lic. Olga Almanza Garrido, Terapeuta familiar

 

De los que nos comentaba la Lic. Pereda acerca de los diferentes talleres y capacitaciones que se les dan a las mujeres siendo uno de ellos precisamente la Gericultura, nos llama la atención el cuidado que también naturalmente brinda una mujer... sin embargo, es cierto que también al realizar estos cuidados pueden ocurrir situaciones de negligencia, omisiones, etc. Al respecto, licenciada Clementina ¿Qué nos puede comentar acerca de esta situación?

En relación a estas omisiones también hay que rescatar esta parte de que las mujeres no solamente estamos del lado de que vivimos situación de violencia porque la estamos recibiendo, también nos podemos convertir en agresoras.

También las mujeres podemos ejercer violencia precisamente por la frustración, por el enojo, porque no conocimos otra manera de criar y de atender a nuestros hijos e hijas y entonces volcamos toda esta frustración y enojo hacia los más indefensos, en este caso a los niños y las niñas.

Aquí la situación es que hay que trabajar con las dos partes: hay que trabajar con la mujer que recibe la violencia, pero también con la mujer que ejerce violencia; porque luego también está ese otro lado, que muchos hombres dicen “pero es que a mí me violentan”, entonces, también las mujeres ejercemos violencia, esto no lo podemos tapar, no lo podemos quitar de la mesa y hay que trabajar con la propia violencia.

Y vuelvo a lo que anteriormente ya comenté: que cada persona debemos de trabajar con nuestra propia violencia como la aprendimos, porque todos en algún momento de la vida hemos recibido un insulto, una omisión de cuidados, un pellizco... -que anteriormente se usaba mucho en la infancia o los estilos de crianza de nuestros papás y abuelos que con la mirada nos dominaban- el pellizco, el jaloneo, el empujón, todo esto son situaciones de violencia y que realmente lo tenemos como algo “tan natural”. Muchas mujeres cuando ya reciben esta asesoría y esta atención psicológica dicen: “entonces lo que yo vivía era violencia”.

Tenemos que rescatar también la parte de que muchas mujeres se quedan en sus hogares y se quedan viviendo esta situación de la violencia porque no saben que hay alternativas. Ellas creen que si se salen van a perder esa seguridad económica y prefieren quedarse en casa o la pareja las tiene amenazadas de que “si te vas, te voy a quitar a los hijos.” Eso ya es un chantaje, una amenaza, ya es violencia.

Entonces, el empoderamiento se refiere a que cuando la mujer sabe sus derechos, sus obligaciones, sus capacidades, sus habilidades, eso les da seguridad. Hemos tenido casos de cuando la mujer descubre “no me puede quitar a mis hijos”, cuando la abogada les dice que la ley las protege, entonces a ellas les cambia la vida y entonces toman nuevamente el control, apoyadas con su terapia psicológica, con estos grupos de apoyo, con estos talleres; pero aquí la situación es que tenemos que recuperar el espacio, no queremos ser igual en el poder a los hombres, pero sí tenemos que tener las mismas capacidades y  las mismas oportunidades.”
Hay que conocer lo que está pasando, para actuar al respecto
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