Por: Lic. Olga Almanza Garrido, Terapeuta familiar

Quiero resaltar dos puntos muy importantes que usted nos comentó. Uno de ellos es precisamente la educación, y otra, que nos hace falta mucha cultura, una cultura de simplemente darnos cuenta de quiénes somos.

La educación se relaciona con el valor que cada una tiene de sí misma, y esto como usted bien dice, se percibe en el trabajo de campo con las madres de familia, con la pregunta “¿qué sabes hacer?” En la medida que nosotros sepamos quiénes somos, nos vamos a proteger y nos vamos a dar nuestro lugar, vamos a poder identificar más fácilmente esos aspectos de violencia que a veces son tan sutiles porque pensado en la violencia únicamente como un golpe.  ¿Qué nos comenta al respecto, por favor Licenciada Clementina?

 “Nosotros estamos trabajando en las colonias de Torreón principalmente en las colonias de los polígonos donde mayor incidencia delictiva hay y es bien interesante platicarles que el concepto que tienen las mujeres de sí mismas de estas colonias es muy pobre; no se valoran a sí mismas, saben que tienen que sacar el día a día con el esposo, con las labores del hogar o con los del trabajo que ya mencionaba mi compañera.

Se ven como poca cosa, no se valoran y no se sienten dignas de ser atendidas cuando nosotros vamos a sus colonias y les platicamos y reflexionamos acerca de cuáles son sus capacidades, cuáles son sus habilidades, que su familia y su casa funcionan gracias a ellas.

Cuando se les confronta con su realidad actual y al mismo tiempo se les refleja su pasado, se dan cuenta de que están viviendo una situación que ellas no la están provocando, es una situación que ya viene de crianza, de historia familiar, de que muy probablemente estas mujeres están minimizadas, devaluadas, y es porque la familia de origen, su madre, su abuela, su bisabuela, sus hermanas han sido minimizadas y devaluadas también. Entonces, cuando les confrontamos su pasado con el presente es cuando ellas reaccionan y dicen: es tiempo de romper con esta estructura y es entonces cuando levantamos la cabeza y vemos que hay muchas alternativas.

En el Instituto les ofrecemos muchas alternativas para que se den cuenta de que pueden estudiar. Tenemos mujeres que están regularizándose, que están alfabetizándose, se dan cuenta de que no tienen la obligación de estar con esa pareja o en esa relación de pareja soportando las humillaciones y las devaluaciones que les pueda hacer el hombre y es cuando dicen: “yo valgo”, “soy importante”, y “yo ya no quiero vivir esta situación por mí y por mis hijos, y que no se repita...” Es cuando ellas rompen con este ciclo.

Hoy justamente en la mañana veíamos cómo las mujeres que han recibido una asesoría psicológica, una asesoría jurídica, que han estado en los talleres de limpieza mental y emocional les cambia su perspectiva su forma de comunicar, es bien diferente. Entonces se van agrupando entre mujeres que han vivido situaciones similares y entonces se vuelve un grupo social pero también un grupo de apoyo y esto las empodera en el sentido de que “me siento parte de”, “me siento valorada”, “siento que pertenezco a un grupo” y “..esto me motiva y me fortalece para comprender lo que había venido haciendo anteriormente, pero ahora desde otro punto de vista.”

-Esto nos muestra que es muy importante que la mujer esté consciente de quién es y también que el hecho de pertenecer a un grupo les lleva a saber que no están solas.