Lo que debe formar un padre en sus hijos V Parte: Dedicación
 

Cómo inculcar esta cualidad a nuestros hijos
 

Por: Lic. Eduardo Alvarado

En realidad el problema de no perseverar o no dedicarse totalmente a una tarea importante, se origina por aquello que en ocasiones se expresa, “Algún día yo haré”, o “más adelante puede ser más propicio”. La verdad es que si nunca hay el valor para llevar a cabo una meta, nunca se realizará y siempre habrá pretextos.

Quisiera mencionar algunos aspectos prácticos, pero antes de enfocarnos en ellos, citaré lo que menciona una psicóloga educativa, Stephanie Griso, acerca de despertar el interés por el esfuerzo en nuestros hijos. Esto sobre todo en niños pequeños en edad de crianza.
 
Ella menciona que se puede trabajar con situaciones prácticas, como abotonarse el suéter, lavarse las manos correctamente, o subir la cremallera de alguna chamarra, e insistir hasta que los pequeños lo consiguen. Esto es muy importante, ya que en nuestra tarea de enseñar esta cualidad a nuestros hijos, debe considerarse que se realice bien y con esfuerzo. Esto tiene que ver con ir conociendo el potencial de nuestros hijos para determinar qué tipo de actividades puede llevar a cabo con dedicación y con la consigna de hacerlas bien.

Ahora detallemos los puntos:

  1. Evitemos las excusas. Es bueno al considerar este aspecto, entender que muy probablemente, si nuestros hijos pretextan por todo, es que nosotros mismos llevamos a cabo esta práctica de manera constante. Somos su ejemplo para su decir y su actuar. Así que en principio habrá que evaluar nuestra condición. Existe en nuestra cultura un valor: “Aplicar la ley del mínimo esfuerzo”  y siempre se ponen pretextos. Esto me recuerda la actitud de una persona que se acercó al Señor Jesús y después que había entendido lo que significaba seguirle, le expresó: Te seguiré Señor, pero déjame primero que me despida de los que están en mi casa. El problema es que en realidad esto era un pretexto, ya que probablemente él vivía muy lejos y cuando regresara, se habría terminado la oportunidad de llevar a cabo la tarea importante que Jesús quería encomendarle. Nuestros hijos pueden poner pretextos para muchas cosas que sabemos son útiles para su formación. Tomemos la determinación de impulsarlos a que aun cuando una meta sea difícil de realizar, se esfuercen para llevarla a cabo. Por cierto, en la consecución de esa meta, será muy valiosa la participación de usted como motivador y facilitador en el trayecto.

  2. Fijemos metas. Es muy importante que usted como padre, ayude a su hijo a que se fije metas, éstas, deben ser acordes a la edad del menor, pero inclusive puede empezarse desde que son muy pequeños. Las metas irán siendo cada vez de más dedicación y de más larga consecución. Éstas, deben ser también continuamente motivadas por usted, y debe también recordar que siempre que se alcance una meta, puede premiarse el esfuerzo y la dedicación, en otras palabras la actitud que tuvo para realizarla. También es bueno mencionar que el premio debe ser algo que satisfaga al niño, algo que verdaderamente le haga apreciar el bien por el esfuerzo aplicado a la meta que se propuso.

  3. Sea constante. Un antiguo proverbio chino dice: El que dice “es imposible hacerlo” no debe interrumpir al que lo está haciendo, y un refrán popular dice: “Hechos, no palabras”. Y es que gran cantidad de personas, hablan acerca de las metas que quieren alcanzar, o continuamente están proponiendo llevar a cabo tareas o actividades, pero pocos son los que llegan a materializar esos deseos o metas. La idea en este punto, sería que usted como padre debe ayudar a sus hijos a que concluyan las metas que se tracen. Entendiendo que nuestros hijos pueden tener obstáculos para llevarlas a cabo, o que no sean metas sencillas, o que nuestros hijos no tengan las habilidades o capacidades para sacarlas adelante, el padre debe buscar alternativas que sirvan de escalón para ir a más. En otras palabras, si por ejemplo a alguno de nuestros hijos le cuesta trabajo el leer un libro completo, (de los que a veces asignan como lectura en la escuela, porque le es difícil concentrarse); podemos ayudarle leyendo junto con él, o buscando algo un poco más ligero que él pueda completar, de manera que se fortalezca su actitud y vaya yendo con más ánimo a enfocarse en la meta última de leer completo el libro que se le había pedido originalmente. Definitivamente habrá logrado que su concentración y atención en la lectura mejoren significativamente. Leer con el padre es una excelente técnica para ayudar a la autoestima y definitivamente su lectura de comprensión será inmejorable.

  4. No transite a la deriva. La mayor parte de la generación de la que usted y yo formamos parte, estamos metidos como en una inercia que consiste en dejarnos llevar por la corriente, sin llevar a cabo algo que verdaderamente trascienda. No permita que esto acontezca, en lo que usted debe y desea hacer por sus hijos. Trace metas y que sean realistas y realizables. Me refiero a que después de trazar la meta, debe iniciar la consecución de ella, planeando cómo alcanzarla y teniendo un plan de acción.

  5. Realice grandes esfuerzos. En éste, como también en todos los otros temas que hemos platicado, usted es el agente más importante; la fuente de donde provendrá el recurso; el ejemplo que motive, en fin, de usted su hijo aprenderá lo que es bueno y que le hará sentir bien, si él lleva a cabo la misma tarea. Aquí nos referimos a que le pueda platicar de cómo se esforzó para adquirir su primer automóvil, o los esfuerzos que llevó a cabo para comprar la casa en donde ahora viven, o  a las privaciones que se sometió con el fin de lograr estudiar al mismo tiempo que trabajaba con el fin de que ellos (sus hijos y su familia), tuvieran un mejor modo de vivir. Comience a motivarlo para que él haga lo mismo sabiendo que al final tendrá un beneficio adquirido a través de su esfuerzo. Que su meta se traduzca en un beneficio que se obtuvo por el esfuerzo continuo. Esto será invaluable para su carácter.

  6. Muchas de las actividades que se realizan a diario en los niños y aun en los adolescentes, tienen que ver con las tareas o trabajos que encargan en las escuelas. Esta actividad es una gran oportunidad para fomentar la dedicación, ya que en nuestros hijos esta es la responsabilidad mayor y a la que, si se dedican a ella, formará los fundamentos para su éxito en su vida futura. Como lo hemos enfatizado, los padres son los más adecuados para ayudar a los hijos a formar la perseverancia. Queremos señalar algunos aspectos que son útiles para este propósito particular:

  7. Nuestros hijos deben aceptar esta actividad como parte de una rutina diaria. Los padres debemos ayudar para organizar un “Horario” que les muestre una guía que continuamente les ayude para determinar el cómo, y el tiempo a ocupar en cada asignatura.

  8. A la hora de llevar a cabo sus deberes, debemos impedir que haya televisores o aparatos de sonido que les distraiga. Si los hay, establecerán malos hábitos de estudio en los hijos.

  9. Cuando ellos están habituados a esta guía u horario, será útil aun en días cuando no haya deberes escolares, llevarlos a ocupar ese tiempo en lecturas u otras actividades que les motiven, y que impidan que haya un relajamiento en la rutina que ya ha quedado establecida. El padre como lo hemos mencionado puede ser participante activo en lecturas, u otras actividades como juegos educativos. Recordemos que los juegos físicos tienen un propósito diferente, lo que estamos formando con todo esto, es la dedicación a esas actividades que más tarde les reportarán amplios beneficios.

  10. Esto que mencionaremos es muy importante y depende de los padres para lograr esa dedicación en nuestros hijos: Debe haber una explicación de los beneficios que traerá el que ellos cumplan con sus deberes; De preferencia, los padres debemos estar cerca cuando nuestros hijos realizan los deberes, esto les trae mucha seguridad; Debemos ser consejeros, no personas que les hacen los deberes; debemos revisar las tareas, y no criticar negativamente; algo que es muy útil es escucharlos activamente cuando lean en voz alta.

Como un apéndice muy práctico para considerar sobre todo en los niños pequeños y que será muy útil para los padres que están criando a las futuras generaciones queremos recomendar lo siguiente.

PROCUREMOS  EVITAR:

•         Al salir a pasear cogerle enseguida en brazos a la menor muestra de cansancio.
•         Vestirle por ir más rápido o si está cansado, cuando sabe hacerlo solito.
•         Perdonarle, por norma, un poquito de comida.
•         Preguntarle qué prefiere para comer o cenar.
•         Llevar su mochila al ir o volver del colegio o guardería.
•         Recoger sus juguetes o libros sin que te ayude.
•         Darle unos minutos más por la mañana, pues te da pena ver lo que le cuesta levantarse.
•         Perdonarle normas de higiene diaria: ducha, dientes, peinarse…
•         Concederle algo que le has negado, cuando te insiste tres veces con carita de pena.
•         No sacarle a pasear porque hace mucho frío.
•         Abrigarle en exceso.
•         No darle encargos en casa por ser pequeño.                                                
•         Darle lo que pide llorando.

Pensemos en estas preguntas, nos ayudarán a entender qué tanto estamos formando hijos dedicados o hijos negligentes:

*      ¿Tenemos tendencia a pensar que nuestro hijo es buenísimo y los demás están muy mal educados? Será mejor que nos quitemos la venda que probablemente tengamos en los ojos y encontremos  la parte de culpa de vuestros niños en todos los conflictos.
*      Hay una consigna que no falla: “No hagas tú mismo lo que él sea capaz de hacer, aunque lo haga peor y más despacio”, porque le darás la oportunidad de equivocarse y aprender.
*      Piensa que cada vez que le niegas a tu hijo un capricho superfluo o una comodidad innecesaria le estás ayudando a forjar una personalidad, que le posibilitará su futura felicidad como persona adulta, libre y responsable.

En la aplicación bíblica de este tema, quisiera citar este texto de las Sagradas Escrituras:
Filipenses 3:12-14… No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús…

El Texto Sagrado menciona a través del apóstol Pablo que no es que ya hubiera alcanzado la perfección que se operaría con la resurrección de su cuerpo, pero que tenía una dedicación total,  para alcanzar una meta, la meta de haber sido llamado por Dios para estar con él. Él determinaba dejar lo que estaba atrás y quería extenderse hacia adelante para asir esa meta. Algo muy deseable.

Si usted desea trasmitir a sus hijos este valor de la dedicación total, considere estos aspectos, sabemos que con su dedicación y apoyo, sus hijos pueden alcanzar metas cada vez más importantes; metas, cuales usted jamás llegó a imaginarse que se alcanzarían. Y sólo se requiere que usted se comprometa con él  para la consecución de estas metas. Con dedicación se puede lograr. Dios le bendiga.

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