Por: Lic. Eduardo Alvarado

Antes de mencionar algunas ideas prácticas de cómo inculcar a nuestros hijos esta virtud del carácter, le menciono que lo contrario al optimismo, o sea, el pesimismo, conduce  al sentimiento de desamparo en algunas condiciones.

Quiero decir con esto que cuando no hay un ambiente favorable en casa en donde nuestros hijos vean que nosotros mismos vemos las cosas de una manera optimista, en ellos empezará a gestarse un sentimiento que mencionamos como de desamparo, que consiste en considerar que se mueva hacia dónde se mueva la persona, nunca encontrará alguna posibilidad de mejoría. Y esto muchas veces existe en nuestras casas.

¿Cómo inculcar esta cualidad a nuestros hijos? Puede ser que nuestros hijos hayan estado acostumbrados a explicarse las cosas que ocurren en casa y hayan considerado que lo que ha ocurrido vaya a seguir siendo igual para siempre. ¿De qué forma podríamos ayudarles para que esto cambie en su perspectiva?

• No dejar que las cosas pequeñas se hagan grandes. Nos referimos a que a veces permitimos que un pequeño problema, como puede ser: un mal comentario de un familiar, una calificación baja en un examen. Estas cosas, pueden hacer que no alcancemos a ver las cosas en su perspectiva correcta. Consideremos esto para ayudar a nuestros hijos a ver las cosas con una perspectiva correcta y evitemos que entren en pánico que les impida vencer sus obstáculos.

• Procuremos enfocarles en que vean lo que otros no ven. Ayude a su hijo a ver cosas positivas aun en los días más negros. Recordaba lo que me ocurrió una ocasión en la escuela primaria. Había corrido en el patio y estaba prohibido por causa de la gravilla que habían extendido. En la dirección mi maestra fue por mí y aún me dio la oportunidad de pasar la lista al final de la clase. Ello me permitió entender lo valioso de mi maestra habiendo sido sensible para que yo me distrajera y no fijara mi atención en lo malo de haber sido llamado a la dirección. Que lo bueno superara lo aparentemente malo.

• Dé gracias frecuentemente y por todo. La actitud de gratitud nos puede ayudar en medio de situaciones negativas.  Piense cuántas situaciones de desaliento enfrentamos a cada día: en el trabajo, en la escuela, inclusive en la casa. Aprovechemos cada situación para dar gracias y entender que siempre hay un porqué y un propósito por el cual las cosas ocurren, y que nosotros hallemos en medio de la adversidad la capacidad de sobreponernos a ella. Esto dará a nuestros hijos una importante lección acerca de lo valioso de mantener una actitud optimista aun en la adversidad.

En su libro: El hombre en busca de sentido, de Viktor Emil Frankl, narra con prolija descripción lo que le ayudó para sobrevivir en medio de los horrores de un campo de concentración durante la segunda guerra mundial. Lo que le ayudó mayormente a salir adelante, fue su elección de vivir siempre creyendo que había un propósito más eminente por el cuál había sido llevado allá. Una visión, una meta más allá.

Aprendamos a adaptarnos a las situaciones que están fuera de nuestro control y decidamos:

• Buscar lo bueno en todo.
• Sonreír ante la adversidad
• No ceder ante el desaliento.
• No permitir que mis sentimientos gobiernen mi mente.
• Tomar cada día un tiempo para sonreír y cantar.