Por: Lic. Eduardo Alvarado

En todo esto que queremos mencionar que es necesario recordar que cada cabeza es un mundo y ninguna persona es igual a la otra, nuestras percepciones de lo que ocurre a nuestro alrededor, siempre es procesado por nuestras emociones y le damos una visión (en ocasiones), radicalmente diferente de una realidad que estamos observando.

Esto me recuerda un ejemplo de la Escritura, cuando Moisés (El siervo de Dios), había enviado a 12 espías a explorar el territorio que Dios había dicho que les daría como heredad a su pueblo. En aquel lugar encontraron grandes racimos de los frutos de la tierra, lo que evidenciaba lo que Dios había prometido que hallarían. Sin embargo encontraron también algunos obstáculos (grandes gigantes).

Al regresar y dar el reporte, dos de ellos, hablaron acerca de lo bueno que habían encontrado y aunque habían visto los obstáculos, vieron mayormente lo mejor de la tierra y creyeron que podrían pasar por encima de lo que ellos creyeron era, una gran oportunidad. Pero los otros diez espías, habiendo sido partícipes de lo mismo, y habiendo visto lo mismo que aquellos dos, fijaron mayormente su atención en los gigantes que encontraron, y aún, pensaron que aquellos moradores de la tierra habían pensado de ellos que eran como langostas, e incluso, ellos mismo se veían a sí mismos como tales, por lo que su reporte fue radicalmente diferente del de los dos espías.

Todos, (los 12 espías), vieron lo mismo, pero su percepción (la de los diez espías), al ser filtrada por sus emociones se tradujo en una opinión diferente a la de los otros dos espías. En otras palabras y al aplicar esto para los propósitos de este estudio, lo que sucede a nuestro alrededor, es procesado por nuestra mente y “destilado” por nuestras emociones, y éstas, fluctúan.

Para efectos de lo que deseamos trasmitir a los padres, en cuanto a lo que debemos hacer para que nuestros hijos vean las cosas siempre de manera optimista, nos correspondería siempre presentarles un lado positivo de la realidad que vivimos.

Si logramos esto, seguramente nuestros hijos verán la vida con un punto de vista optimista, y al mismo tiempo, verán la vida con una perspectiva de oportunidad. El pesimista espera lo peor y lo que es peor tenderá a la depresión, de aquí la importancia de este tema.

Antes de mostrar el aspecto práctico de este tema, déjeme mencionarle este testimonio del mundo animal:
La nutria recién nacida, tiene temor al agua. Los padres deben familiarizarla gradualmente con el agua, acercándola, salpicándola, y con el tiempo, introduciéndola a un río o un lago. Pronto los pequeños descubren que la experiencia que tanto temían, se ha convertido en su mayor deleite y fuente de sustento.

Qué importante testimonio, porque en el caso de nuestros hijos, ocurren muchas cosas similares. ¡Cuántas ocasiones nuestros hijos tienen temores a alguna situación que no conocen! He aquí un remedio sencillo e impresionante para que venza sus temores o angustias y tenga una actitud positiva.-