Lo que debe formar un padre en sus hijos II Parte: El dominio propio
 

La actitud de una persona, forma o destruye su propia vida
 

Por: Lic. Eduardo Alvarado

Esta cualidad del carácter, hace posible también que no culpemos a nadie o a ninguna circunstancia de las condiciones adversas que enfrentemos por difíciles que sean.

En nuestros días, es muy común que las personas atribuyan a otras las condiciones desfavorables  por las que atraviesan, sin prestar atención al otro hecho importante derivado de una situación fuera de nuestro control, me refiero, a extraer de ello, la oportunidad para aprender y ejercitar nuestro carácter.

De la misma manera, nos libra del resentimiento y la amargura al padecer alguna contrariedad, sea con o sin razón.

La Escritura dice: “El que quiera amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen  engaño;  apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala…” (I Pedro 2:10)
Si nos damos cuenta, Dios desde hace mucho tiempo a través del Apóstol Pedro nos dio la pauta para ejercitar el dominio propio.

Infinidad de personas actualmente, dejan de ser felices o pierden la felicidad porque sucumben  con una mentalidad negativa, culpando a personas o cosas por su infelicidad.

Es importante mencionar aquí, que la perturbación emocional es algo natural cuando enfrentamos algo que nos desagrada, pero el dominio propio o el escoger nuestra actitud ante un hecho que no podemos cambiar, nos ayudan para fortalecer nuestro carácter y podemos definir que una persona que reacciona así, puede decir, que no son las circunstancias las que gobiernan su vida o sus actos, sino, esa persona es quien determina el destino de su vida con su actitud.

¿Por qué es importante saber adaptarnos a las circunstancias que están fuera de nuestro control? El autor que citábamos hace unos instantes expresó también esta idea: Estoy convencido de que la vida consiste en un diez por ciento de lo que me pasa y en un noventa por ciento de la forma en que reacciono a ello…

Es entonces la actitud tomando la ocasión para responder de una manera correcta, la que hace que las personas saquen el mejor partido de su vida, mientras que  en otras, parecería que toda su vida es un caos y llena de embrollos.

En las palabras de Les Parrott: Si enfrentamos los problemas reaccionando en forma positiva- rechazando el pánico, la amargura y la autocompasión-, las adversidades que tratan de enterrarnos tienen el potencial de bendecirnos, esto es, si cultivamos la capacidad de adaptarnos a las situaciones que están fuera de nuestro control.

Es importante entender en las diferentes etapas de su edad, los impulsos emocionales del niño, pero, desde muy pequeños, puede empezar a formarse esa condición en ellos, que podríamos llamar, “flexible” para escoger sus actitudes correctas ante las situaciones difíciles que enfrenten.

Cómo inculcar la sana actitud de adaptación ante la adversidad
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