Por: Lic. Adolfo Rosales

La convivencia no es algo  fácil de poder sobrellevar en la familia, en el matrimonio, porque tengo que entender que la otra persona no solamente tiene cualidades, no solamente tiene puntos fuertes, no solamente tiene fortalezas que me van a ayudar y nos van a ayudar como matrimonio y familia a salir adelante, sino que también tiene defectos, que también tiene errores, que también puede equivocarse, así como yo también puedo equivocarme de esa manera.

Entonces, viendo la manera de poder sobrellevar los problemas y poder no solamente ver los momentos malos, sino los momentos buenos, es como la convivencia puede mejorar. Creo que el ejemplo lo hemos escuchado. Es como si en una pared que es completamente blanca hay un punto negro, si yo me quedo observando el punto negro y empiezo a ver cuán mal está ese punto negro y cómo afea la pared, entonces, yo mismo voy a sentir una insatisfacción  con esa pared.

Si reflejamos eso en nuestra relación matrimonial y familiar, si yo me quedo viendo ese defecto, me quedo viendo ese error y ese error lo repito y lo recalco días tras día, semana tras semana, año tras año, o es como por temporadas, siempre en la temporada, en algún mes, en agosto, en septiembre, le recuerdo el error que cometió hace 20 años, ya sea al hombre o a la mujer, ya sea a un hijo, ya sea nosotros como hijos a nuestros padres; entonces, eso empieza en lugar de una relación constructiva, una relación de destruir.

Hay que incorporarse a la otra persona, hay que hacerla parte de nosotros y, algo muy importante: hay que ceder. Una persona, me dijo antes de casarme un consejo, que yo he tomado y valorado, y se lo quiero  compartir. Me dijo:

“Cuando tengas problemas en el matrimonio, te doy un consejo, sé humilde y cede cuando es necesario, porque de esa manera se puede construir algo todavía más sólido y más fuerte.”