Por: Lic. Adolfo Rosales

Igualmente es muy importante hablar de otra de las problemáticas más comunes en el matrimonio, que es la rutina, esa palabra que estamos muy acostumbrados a escuchar; pero ¿qué es la rutina? y ¿cómo repercute en el matrimonio?

Imagínese que usted un día va al trabajo y todos los días ve de la misma manera a sus mismos compañeros, los mismos problemas, dificultades, siempre la misma enemistad entre un compañero y otra compañera siempre las mismas faltas de respeto entre ellos, y está ya de continuo a eso, tarde que temprano usted cae en un fastidio, en una molesta, cosa que nosotros le llamamos monotonía. Usted, entonces,  ya no va con ilusión al trabajo.

Esta es la situación que puede desencadenarse, no en el trabajo, sino en el matrimonio, es todavía más grave. Ya no hay un deseo de estar con la persona, no hay un deseo, una motivación, no hay eso que debe motivarnos a estar con esa persona con la que decidimos estar el resto de nuestras vidas.

Es cuando tenemos que poner en práctica el poder tener un amor, pero no un amor cualquiera, es un amor creativo, que me haga salir de lo cotidiano, que no solamente emplee el tiempo que, como ya lo dijimos, es muy escaso, sino que ese tiempo debe ser efectivo, que ese tiempo sea diferente.

Aprovechado de la mejor manera, sorprender con detalles a la esposa/o,  con nuevas ideas a los hijos, no desesperarse y entender que siempre hay la oportunidad de poder mejorar, ser novedoso, no quedarse en lo mismo, no quedarse con las mismas palabras, no ir a los mismos lugares. El poder, un día, salir de lo común, de lo cotidiano e ir e invitar a la persona a un lugar especial para él o para ella.

Caminar simplemente, escucharse, caminar por un parque dónde no habían ido antes, etc. Son solamente algunas ideas para romper con ésta rutina.

También hay otro problema: La cuestión de la decepción y los problemas de convivencia. Cuando nosotros hablamos de decepción, ¿qué viene a la mente?, imagínese por un instante que usted tiene en su mente un paquete de vacaciones que le acaban de vender, usted ahorró todo el año para poder pagar ese paquete de vacaciones.

Imagínese todos sus ahorros junto con su esposa y llega al lugar, y no es lo que esperaba. La cama no es la que esperaba, la habitación está en terribles condiciones, el hotel no tiene los servicios, no tiene aire acondicionado. Es un lugar muy caluroso y, entonces, usted, en lugar de disfrutar esas vacaciones, va a empezar a padecerlas. Asimismo contrató con ese paquete de vacaciones para ir a ciertos tours, ir a ciertos lugares, para poder ver la naturaleza, algunas actividades deportivas, e imagínese que le estafaron.

Imagínese que usted estaba esperanzado en que iba disfrutar las mejores vacaciones y se convierten en las peores de su vida. Esa es una decepción muy grande. Pero ¿cuántas decepciones no se viven a diario en las cuestiones matrimonial y familiar?, ¿sabe por qué? Nosotros nos formamos ideales, porque nos formamos conceptos mentales, en los cuales la otra persona me debe hacer feliz y la otra piensa lo mismo.

Entonces, como los dos tratan de  ser felices y no de hacer feliz a la otra persona, empieza algo que se llama insatisfacción, empieza una decepción y empieza el hombre a decir, no es la mujer que yo esperaba, no es el hombre que yo esperaba. Empiezo a ver que no me da, que no me lleva a pasear, no me lleva a vacacionar, no me da lo que yo necesito, lo que yo merezco, y la otra persona piensa lo mismo.

Entonces, empieza a darse conflicto, tras conflicto, tras conflicto. Es más bienaventurado aquel que da que aquel que recibe. Es algo muy importante para poder entender. Evitar la cuestión de la decepción.