Por: Lic. Adolfo Rosales

Queremos comentar también otro punto muy importante. Otra problemática muy común entre esposos, en la familia, son las discusiones destructivas, y un sentimiento de abandono. La falta de respeto hacia mi prójimo, el no valorar su punto de vista, que tiene que decirme algo importante o que yo tengo que decirle algo que también es valioso y que nos ayudará a complementarnos, es uno de los grandes problemas en el matrimonio.

Se habla mucho del poder de la pluma, yo quiero contarle una anécdota de hace tiempo, un maestro de la escuela, la universidad, decía lo siguiente y tenía razón:

‘’Grandes victorias se han conquistado por el poder de las armas, de la tecnología; pero el poder de una pluma, de lo escrito, es algo inimaginable, que traspasa generaciones, creencias, credos, que realmente es muy importante, que podemos tener en nuestras manos la oportunidad de leer tantas y tantas formas de pensar de autores, de diferentes países, etc.”

Pero relacionándonos con este tema de la familia, en particular con las discusiones destructoras, el poder de la palabra puede ser aún mayor, porque, ya bien con una cuestión escrita, de trasmitir algo importante, con una cuestión hablada, dígame ¿sí  o no? Hay palabras que hieren hasta lo más profundo de nuestro corazón, cuando vienen de personas cercanas, queridas, personas a las que les hemos dado toda nuestra confianza.

Si alguien en la calle nos agrede o nos dice una mala palabra, probablemente sí nos indignemos, sí nos sintamos, pero cuando vienen de la persona que está junto a mí, de la que necesito apoyo o que yo tengo que apoyarla, es decir, mi pareja, mis hijos, mi familia; entonces se convierte eso en una gran problemática.

Pudiéramos preguntar ¿salen de nuestros labios palabras que animan, construyen, edifican? O ¿salen queja, palabras hirientes, más hirientes que una espada o que un martillo?; entonces, eso se empieza a convertir en discusiones, es decir, en pláticas destructivas, en lugar de tener pláticas para proyectar, organizar, mejorar cuestiones en la familia, se empiezan a convertir en pláticas que realmente destruyen todo lo que debería ser más importante para nosotros, es decir, nuestra familia.

Y claro, después de que estas pláticas son de continuo, se dan por muchos años, hay un sentimiento de abandono, de rechazo natural, que empieza a producir un rencor, un resentimiento, y que cada que nos vemos nosotros como pareja, entonces son menos los momentos agradables, anhelados, evito estar con mi pareja, en la casa, es un lugar en donde no quiero llegar, empiezan las iras, las contiendas, empiezo a ver a mi pareja no como una ayuda sino como alguien ajeno, alguien que me estorba, alguien extraño, llego a casa y me siento mal, no me siento amada/o ni querida y empiezan a haber más problemas, esto no es un detalle en el matrimonio y en la familia.