Por: Lic. Adolfo Rosales

Por ejemplo ¿usted sabía que hay una falta de padres en nuestro país?, padres y madres me refiero. En México cuatrocientos mil niños han perdido a papá o a mamá, por muerte violenta. Lo que va de los últimos seis años, es un dato que arroja la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, cuatrocientos mil huérfanos.

Cada uno representa una familia, por causa del crimen, por causa de la maldad que esta misma sociedad está generando. Yo pregunto nuevamente ¿Qué va a pasar con cada uno de esos niños? ¿Cuál va a ser el futuro? ¿A qué se van a dedicar esos huérfanos?

Si con dificultad, en una familia  se puede educar, se puede instruir y llevar a un niño o una niña a ser útil a la sociedad, ¿qué será de estos huérfanos?, ¿qué será de estas pequeñas personas?

Quiero comentarles un caso, una noticia apareció hace algún tiempo en un periódico, muy triste. Una joven de dieciséis años fue detenida después de una balacera, como son ya comunes en nuestro país, y confesó que ella se dedicaba o estaba en inmiscuida en el crimen organizado y que inclusive se le había capacitado hace algunos meses, que empezaba a enrolase; es decir, empezaba en su actividad delictiva.

¿Sabe qué fue lo más triste de la entrevista?, cuando se le preguntó ¿oye es redituable, te gusta estar allí?  ¿Te alcanza para tus necesidades? Y ella dijo: sí, vaya que me alcanza.

Yo pudiera decir y toda la sociedad ¡vaya!, ¡qué respuesta!, sinceramente se siente como  una puñalada al corazón de la sociedad, a los principios, a los valores y a la expectativa y esperanza que tenemos para con nuestros jóvenes y para con nuestros niños.

Pero no solamente la falta de los padres es algo que nos debe de alarmar, debemos reconocer que están faltando hogares, que están faltando familias, porque no solamente es el hecho de tener padres, físicamente hablando, sino de tener instructores, de tener personas realmente  dedicadas  al cien por ciento a fortalecer los lazos tan importantes en el núcleo que estamos hablando el día de hoy, que es la familia.

Si somos honestos, debemos reconocer que en muchos sentidos hemos fracasado como sociedad, hemos fracasado con nuestros jóvenes, por citar un ejemplo,  lo que es algo que debemos de pensar y meditar todos, que es nuestra responsabilidad.

Para que un joven diga: “sí es redituable el crimen organizado”, y que le importa más ganar un poco más de dinero que poder ayudar a su familia o a la sociedad, y que para él en su  escala de valores es más importante está haciendo a un lado muchas  cuestiones que inclusive violan leyes de la naturaleza, del afecto natural, del aprecio por la vida, del aprecio por el semejante.

Es una vida que se está desperdiciando,  que son las posibilidades que se están echando a la basura; que son gente capacitada que pudiera sacar adelante a nuestra familia, a nuestra sociedad, a nuestra nación y a todas las naciones que estamos escuchando en américa latina; que pudieran infundir aliento, esperanza, en lugar de destrucción.

Otra cuestión que está afectando a nuestras familias, a nuestro país, es la delincuencia. La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, en México, informa que del año 2008 a abril de 2010 fueron detenidos 12,821 adolescentes; siendo el robo de transporte público el delito en el que más se ven involucrados.

Fíjese, estamos hablando de casi 13,000 adolescentes, no gente adulta, eso ya lo hace la gente adulta, sí, lo entendemos, pero están conviviendo los adolescentes con gente que se dedica al crimen al transporte, al crimen a las personas que van pasando por las calles; es decir, son  personas que están siendo capacitadas  y que cuando sean adultas o cuando salgan del tutelar, cuando salgan de la cárcel, por ejemplo, cuando salgan de esa revisión que hace la sociedad, entonces, serán maestros del asalto, entonces, serán maestros de lo malo. Eso es realmente lo que la sociedad está infundiendo a nuestros jóvenes.

Podemos preguntar ¿es por suplir una necesidad? ¿Es porque no tienen otra forma de ganarse la vida?  Habría que ver, y yo lo digo nada más como una cuestión de analizar,  si no lo hacen simplemente por diversión o porque querían comprar droga, o porque querían suplir una cuestión en el ámbito delictivo. Tantas respuestas que pudiera haber, tantas situaciones diversas e, inclusive, tantas historias.

A nosotros llegan personas, llegan jóvenes, llegan familias, con problemas de esta índole o con situaciones más complicadas. Al leer estos datos, quiero insistir, es importante preguntarnos nuevamente ¿Ahora cómo esta nuestra familia? ¿Hacia qué mundo están caminando nuestros hijos? 
Sí, nuestros hijos pequeños, nuestros jóvenes, nuestros adolescentes. Podemos decir que algo no está funcionando en nuestra vida familiar y que como familias estamos fallando.