La cara oculta de la familia de hoy: El Estrés Postraumático
 

Hay personas dispuestas a ayudarte
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Imagínese usted que esto se está convirtiendo en una plaga social, el desbordamiento de la pobreza, el marginamiento de muchas personas, el alcohol, las drogas que abren el camino a las violaciones, a los traumas, al pandillerismo a todo tipo de terror que controlan nuestras vidas.

¡Ay! cuánto dolor hay en aquellos jóvenes, en aquellas mujeres que han sufrido traumas en su vida y no quieren expresarlos, no pueden abrirse con cualquier persona, algunos van y buscan ayuda religiosa y siguen igual, otros buscan ayuda en los maestros de la escuela y no pueden ayudarlos.

Pero hay personas que tienen capacitación y corazón también para escucharte, que tú sabes depositar en ellos tu vida emocional y no habrá traición ni desconfianza sino al contrario, confianza absoluta y total. Tú dirás “solamente en Dios puedo encontrar ayuda”, y es verdad solamente en Dios, en Cristo Jesús podemos encontrar esa paz, esa confianza, pero aun así muchas veces necesitamos que nos ayuden a conducirnos a cómo razonar, a cómo responder a esos  pensamientos que nos vienen.

Necesitamos reentrenar nuestra mente ante esos episodios que vuelven a presentarse mentalmente, emocionalmente, en pesadillas y que afectan mi  conducta, mi equilibrio emocional, me llenan de rabia, de coraje, desesperación, depresión.

Inclusive hay medicamentos que, gracias a Dios, el día de hoy están en el mercado y pueden ayudarte a salir adelante, porque el trastorno  del trauma afecta, no solamente cuestiones emocionales, sino también físicamente al cerebro.

Muchos soldados que han regresado de la guerra o que han vivido en las guerras, regresan con estrés postraumático: no pueden relacionarse con su esposa, con sus hijos; son solitarios, solamente están pensando en quitarse la vida, recurren al alcohol como una forma  de olvidar el pasado, el alcohol los trastorna más, van a las drogas y se vuelven violentos, callados, introvertidos, no pueden adaptarse a ningún trabajo, empobrecen y esto agrava más su condición. 

Hoy  en día se ha comprobado que estas personas sufren estrés postraumático, muchas de ellas sufren cambios en el cerebro. Y no voy a tratar de explicar mucho de esto porque hay quien lo hace mejor y hay lugares en donde de donde podemos aprender como las Asociaciones de Psiquiatría y  Psicología locales o las páginas de internet sanas en donde encontramos información buenísima sobre el estrés postraumático.

Pero quisiera decirte que a estas personas se les acabó la vida y la tasa de suicidios entre este tipo de soldados se ha incrementado en una forma muy grande, se sienten desesperanzados, ya no quieren vivir; otros perdieron un miembro: la pierna, el brazo, quedaron ciegos, quedaron paralíticos o en sillas en ruedas y se sienten inútiles.

Otros atraviesan por problemas terribles económicos, otros perdieron su negocio, me refiero al público en general que nos escucha, otros sufrieron el secuestro de un hijo, la amenaza de muerte, amenazas telefónicas, observaron actos violentos, vieron cómo moría una persona, sufrieron accidentes inimaginables y hoy están atrapados en  sí mismos, no hay esa válvula de escape.

Aprendamos a hablar de la situación
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