La familia y la salud mental
 

La salud mental es más que la ausencia de trastornos
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Sufrir un trastorno mental no constituye un impedimento para disfrutar de una salud mental razonablemente buena y esto lo digo para no estigmatizar a las personas que sufren un tipo de ansiedad, de estrés, depresión, estrés postraumático y más porque de esta manera, etiquetaríamos a las personas como personas que están enfermas de la mente, locas o desequilibradas. De ninguna manera.

Le daré un ejemplo, fíjese usted, cuando yo era joven,  existían lo que se conoce como “casas de salud mental” y hasta el día de hoy prevalecen: sanatorios psiquiátricos, también les llamaban y una palabra un poco ofensiva: manicomio.

En ese entonces nosotros éramos jovencitos, adolescentes y nos imaginábamos que un manicomio estaba lleno de locos y que si entrábamos ahí nos iban a matar, quién sabe qué cosas nos iban a hacer, había burlas, se hacía mofa diciendo: “te vamos a mandar al manicomio”, “no hombre, estás bien loco”, “se te botó la canica” y otros decían: “oye, se te soltaron dos tres tornillos de la cabeza hay que ajustártelos”.

Además de una serie de dichos populares de que “de médico, poeta y loco todos tenemos un poco”. Está bien, no digamos que es ofensivo, sin embargo,  hay conceptos equivocados de lo que es una casa de salud mental.

En muchos países han modernizado estas palabras, inclusive hay organizaciones gubernamentales que ofrecen tratamientos preventivos para evitar que los trastornos mentales se manifiesten en la vida de aquellas personas que empiezan a manifestar ciertos cambios en sus emociones, en sus mentes, en sus decisiones, en sus reacciones en el ambiente que les rodea.

Ahora bien, cuando vemos que una persona tiene un comportamiento distinto al normal, cuando vemos que los temores y sus capacidades para enfrentarlos, si sus temores les empiezan afectar como las competencias en el trabajo, las responsabilidades laborales, la manutención de sus propias necesidades y de su familia, la forma en que enfrenta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales, esposo-esposa, compañeros de trabajo, vecinos, familiares y la manera en que dirige su vida independientemente…

Si esto lo hace en una forma saludable, esa persona es una persona que goza de salud mental.
Sin embargo, si todo esto, los temores, las responsabilidades que mencioné, inclusive el desempleo, si todo esto afecta a la persona y no puede desarrollarse plenamente, entonces muy probablemente está sufriendo de un trauma fuerte que puede ocasionarle un trastorno o deterioro en su salud mental.

Mencioné el desempleo porque es una epidemia. En los países que se jactaban de ser prósperos como Europa, EEUU y otros países de América Latina, vemos cómo el desempleo ha generado mucho estrés en las personas y no son pocos las casos en que la conducta del individuo cambia por completo. Escuchamos en la radio o leemos en los diarios, o nos enteramos por otras personas, que una persona que de repente pierde su empleo, se frustra, no sabe manejar sus emociones, se desequilibra y de pronto lleva su pistola al trabajo donde solía trabajar y asesina a sus compañeros de trabajo, o inclusive atenta contra su vida.

Eso está sucediendo el día de hoy, gente que se trastorna por causa del desempleo, la pobreza, la marginación. En todas esas sociedades donde viven una marginación, donde no hay servicios permanentes de salud mental, la calidad de vida es muy baja: hay pobreza, no hay educación, hay ambientes llenos de drogas, de alcohol de desenfreno, y todo ello afecta la conducta, la manera de reaccionar, el equilibrio mental de las personas.

Gozar de salud mental es importante
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