El nuevo rostro del crimen juvenil II Parte: Hogares disfuncionales = jóvenes criminales (a)
 

La relación entre ambos padres afecta a los hijos
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

La relación de la madre con sus hijos durante este primer período es también relevante para el debate sobre el cuidado de los niños. El emplear cuidadoras maternas afecta el comportamiento de forma indirecta, a través de factores tales como la falta de supervisión, la pérdida de control directo y la atenuación de las relaciones íntimas entre la mamá y el niño. Es decir, la madre no está supervisando el comportamiento, no está teniendo el control directo de su hijo debido a que ella trabaja.

Las peleas entre los padres y la violencia familiar forman parte también de una familia disfuncional, que es igual a hijos criminales. La evidencia que procede de la experiencia  muestra que para el sano desarrollo de un niño es necesario proveerle una familia feliz y tranquila. Y esto se logra en buena parte cuando el matrimonio se mantiene sano, funcional, intacto.

Ahora bien, fíjese algo muy curioso: Dentro de familias integradas con padre y madre, los conflictos conyugales graves tienen efectos negativos en los hijos. En un estudio sobre la Juventud en Cambridge, se observó que la conducta delincuente fue mayor en hogares “normales” pero con un alto grado de conflictos. O sea, sí había papá y mamá, pero había muchos pleitos entre ellos. Sin embargo, en aquellos hogares desintegrados, pero donde no había conflictos, se observaba niños menos delincuentes.

Un matrimonio donde hay conflictos, tendrá hijos delincuentes en el futuro muy probablemente. Pero un hogar donde hay un solo padre que trata de mantener la armonía, la educación y crianza correcta, no debe tener razón para temer que el hijo sea delincuente.

La ruptura matrimonial durante los primeros cinco años de vida del niño, lo colocan en un alto riesgo de convertirse en un delincuente juvenil. Una gran proporción de niños muy pequeños experimenta el dolor de esa ruptura en nuestra sociedad y se hacen más vulnerables, más propensos a todo tipo de mal.

El conflicto dentro de las familias “compuestas” (aquellas donde al menos uno de los padres no es el padre biológico de los niños), también tiene efectos graves. Según el estudio realizado por la Autoridad Juvenil de Delincuentes Mujeres de California, dirigido por Leslie Hill, profesora de Criminología en la Universidad Estatal de California, dice lo siguiente: “En familias con ambos padres examinados en un estudio, una gran cantidad de conflictos estuvieron presentes. De estos padres, el 71% discutían frecuentemente sobre temas relacionados con los niños, empleando términos como “suyas” y “de ellos” enfrente de sus hijos.”

Con esto quiero decir o enfatizar que para ello existen tiempos a solas, en privado, donde podemos tratar los asuntos de los niños y no nombrarlos delante de ellos y hacerlos partícipes de los problemas.
Pongamos un alto a las discusiones en el hogar
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