El nuevo rostro del crimen juvenil II Parte: Hogares disfuncionales = jóvenes criminales (a)
 

Pongamos un alto a las discusiones en el hogar
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

En la actualidad, las causas de conflicto relacionadas con los hijos son porque los niños han sido una mala influencia para otros o por el tipo de disciplina empleado, o que un hijo en particular está recibiendo demasiada atención. Los índices de conflicto son mucho más altos en las familias desintegradas que en matrimonios estables. Entonces vemos que las tasas de problemas emocionales y de mala conducta de los niños son dos veces más altas en las familias cuyos matrimonios tienen mayores conflictos y duran poco.

Un ejemplo que describe la relación de las peleas entre los padres y la violencia familiar es el siguiente.- Una joven de 12 años, quien es hija única, expresó lo siguiente en cuanto a los pleitos que vive en casa con sus padres: Ella dice que sus papás se pelean en casa por cosas que no tienen importancia, pero los pleitos se han hecho más fuertes.

“Mi papá se queja de que mi mamá no limpia ni hace los deberes de la casa y ella dice que lo que pasa es que la casa, que está ubicada en una esquina donde hay mucho tránsito y polvo, siempre la tiene que volver a limpiar.” Las discusiones en este hogar han subido de tono y ahora los gritos se vuelven en golpes y hay desorden en casa. La joven dice “Sé que es importante la limpieza de la casa pero no es tan grave como engañarse o pelearse por dinero. Mi papá le dijo a mi mamá que si sigue así se va a ir y nos va a dejar solas. Yo me pregunto qué puedo hacer; se pelean muy fuerte, mis padres ganan poco dinero y yo tengo mucho miedo de quedarnos solas.”

Esto lo comenta una joven de 12 años bajo un fuerte cuadro de ansiedad. Ella continúa: “no quiero que se divorcien y no lo digo por el dinero, sino porque no lo soportaría, cada vez que los veo pelear me da mucha tristeza y enojo. Si mis papás se siguen peleando yo lloraría todo un océano.” Nos pidió ayuda sobre cómo hacerle para no pensar en esa situación a cada rato y se le dio el apoyo y el soporte necesario a través de otros trabajadores sociales que radican en su país.

En esa familia siguieron las discusiones, siguió la violencia, empezó la violencia a convertirse casi en algo insoportable: golpes, insultos, muebles destruidos. La joven empezó a hacer amistad con una niña de la escuela y ella dice: “Ella me ayuda mucho y me aconseja, y después me invitó a formar parte de su banda de asaltantes. Sin embargo ahí me sentí protegida, amada y cuidada. Todos se mostraban buenos hacía mí pero después me di cuenta que ya estaba dentro de una banda criminal.”

Esta es una historia que nos narra de la misma manera cómo el hogar disfuncional es igual a jóvenes criminales.

Sabemos que esta es una experiencia empírica sobre la cual podemos decir que el hogar es el núcleo principal de la formación de los hijos desde que nacen, y si éstos son formados correctamente, no tendrán que convertirse en criminales. Los hijos merecen recibir un ejemplo positivo de los padres.

Un hogar en armonía y paz, donde se suple todo lo que ellos necesitan, no solamente las cosas materiales que son muy importantes como la educación, la salud y demás cuidados básicos; sino también, por encima de todo ello, el amor, el afecto, el cariño y la aceptación que ellos necesitan, la comunicación de padres a hijos, el que los padres estén al pendiente de su carácter e ir corrigiendo las partes débiles del carácter y la conducta de sus propios hijos, el que los padres participen con ellos en ejercicios de lectura, deportes en la comunidad y en recreación sencilla. Ellos deben tener todos esos momentos de felicidad que tanto recuerdan aquellos jóvenes que experimentaron un hogar estable.

Hoy en día, yo observo mucho en la práctica que han incrementado mucho los trastornos de los niños en el área de las emociones y el comportamiento. Muchos maestros están de acuerdo con lo mismo, hoy en día observan una generación de alumnos muy distinta a la que observaron hace quizás 20 años.

Hoy los niños son más emotivos, su comportamiento es más difícil, están sorprendidos los maestros de ver qué está pasando y no pueden corregirlos o tratar emocionalmente los trastornos de ansiedad de los niños; esto debe ser atendido por parte de los padres. Por eso es importantísimo que los dos padres estén integrados y se involucren en la educación de sus hijos.

En este tema hemos visto la problemática del hogar disfuncional y sus consecuencias: el futuro criminal. Le invitamos a leer la segunda parte del tema, donde abordaremos aspectos prácticos y propuestas para solucionar este grave problema social que se está gestando en muchos hogares. Muchas gracias por acompañarnos.

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