El nuevo rostro del crimen juvenil II Parte: Hogares disfuncionales = jóvenes criminales (a)
 

Muchos jóvenes son infelices
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

¿Sabía usted que el suicidio entre adolescentes es una plaga que está infectando nuestros países? Tenemos estadísticas alarmantes en México. El suicidio se ha convertido en la causa número uno de muerte entre los jóvenes. Acuérdese usted que en otros programas, como Adolescentes en Llamas, decíamos que eran los accidentes en estado de ebriedad la causa principal de muerte en los jóvenes.

¿Sabía usted que hoy el suicidio ha superado a la muerte por accidente de automóvil como causa principal de muerte entre los jóvenes en México?

La verdad que es muy lamentable esto, nuestros jóvenes se están suicidando, no quieren vivir, se aíslan de la sociedad. No son capacitados en los hogares para ser personas felices, con esperanza, con una vida provechosa, útil, que pueda traerles no sólo a ellos satisfacción, sino que pueda transformar una sociedad completa.

¡Qué doloroso es ver cuántos jóvenes caminan hoy en día por las calles con las cabezas embotadas, llenas de pensamientos, frustraciones y son presa fácil de aquellos que ofrecen la felicidad instantánea!  Usted me entiende.

Ahora veamos, ¿qué pasará con aquel niño que tiene cuidadores diferentes durante los primeros años? Pueden llegar a una pérdida emocional y en consecuencia a un comportamiento antisocial.

La separación de la madre, especialmente entre los primeros seis meses y tres años de edad, puede dar lugar a efectos nocivos y duraderos de la conducta y el desarrollo emocional del niño. O sea, ¡cuánto le afecta al niño estar cambiando de manos que lo cuiden!

Por eso hoy en día, cuando las madres trabajan por necesidad ya que el padre tiene un ingreso que no ayuda a sostener el hogar y tienen que juntarse los dos salarios; la madre deja al niño o a la niña en la guardería. Imagínese en una guardería donde cambian de personal cada seis meses, cada mes o tres días, el niño es afectado por ese cambio de cuidadores y esta afectación puede llevar a una pérdida de sentido de apego a la vida y un comportamiento antisocial.

La privación materna trae severas consecuencias como la delincuencia juvenil. El niño se siente apegado a la madre, pero de repente esa madre se le priva al niño, ya sea por el divorcio, adulterio, crimen, por la muerte natural de la madre o por su ausencia debido a sus ocupaciones.

Podríamos decir que así como la fiebre reumática es una enfermedad de la infancia y sus ataques en la vida adulta son con frecuencia recurrentes, el apego emocional de un niño con su madre tiene un gran impacto en diferentes aspectos, influenciando incluso su relación futura con una mujer.

Por ejemplo, un joven que después de haberse involucrado un tiempo en la delincuencia infantil, logra la capacidad para estar ligado emocionalmente hacia su esposa, puede esto ayudarle a él para alejarse de la delincuencia y esta capacidad estará basada en el apego que en edad muy temprana tuvo con la madre. O sea que, cuando los niños tienen un apego a edades tempranas con la madre, esto puede tener efectos duraderos para toda la vida.

Muchas de las condiciones en que se desarrolla una familia pueden debilitar el apego de una madre con su niño pequeño. Tal vez la propia madre es una persona emocionalmente desapegada. La madre pudo haber sufrido la falta de apoyo familiar y emocional que ahora le impide llenar las necesidades emocionales del niño. Podría también verse obligada a regresar al trabajo demasiado pronto después del nacimiento de su hijo. O mientras que ella está en el trabajo, podría haber un cambio en el personal encargado de la guardería. Estas circunstancias ocurren con frecuencia y provocan que sea menos probable que un niño crezca sujeto a su madre y por tanto es más probable que sea hostil y agresivo.

La relación entre ambos padres afecta a los hijos
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