El nuevo rostro del crimen juvenil I Parte: Destinados a ser criminales
 

¿Cómo se desarrolla la conducta criminal?
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

La propensión a la delincuencia se desarrolla por varios factores que no son causados por la raza o la pobreza sino por factores que son los psicológicos y sociológicos. En el caso de los futuros criminales violentos es la ausencia del amor, el cariño y la dedicación de sus padres. Y por el contrario, la presencia de estas buenas influencias son totalmente positivas en el desarrollo mental, sicológico y social del niño. Sin embargo, cuando están ausentes, frustran las necesidades normales en el niño y retrasan el crecimiento de su capacidad, de pertenencia a un hogar. Cuando ellos sienten que no pertenecen  a una familia, pertenecen a la calle.

Quiero hablar de las etapas de desarrollo del niño, para comprender mejor la importancia de ese vínculo afectivo y de los valores positivos en la conducta, que ya he mencionado, cuya ausencia será determinante en la formación de una conducta criminal.

Dos aspectos son claves en la formación de criminales: el desarrollo en la infancia y el crecimiento en una familia disfuncional.

a) El desarrollo de la infancia. En la Primera Infancia se desarrolla la capacidad de empatía, por lo cual una vida familiar temprana y el desarrollo de relaciones humanas basadas en acuerdos, proveen un sentido de lugar íntimo donde se debe estar: en el hogar, en un hogar cálido.

La vida escolar en esa temprana etapa y el desarrollo de relaciones de cooperación con los compañeros le transmiten la sensación de pertenecer a un hogar y a una comunidad.

En la medida que el niño vaya experimentando su capacidad de aprender y de cooperar con su comunidad, estará logrando un sano desarrollo con efectos aun en la etapa de la adolescencia,  y finalmente en la etapa adulta, manifestándose como la necesidad de pertenencia a un grupo sano (la familia) con miras a procrear la próxima generación de familia y de comunidad.

Por ello la comunidad escolar y el seno familiar sano, son esenciales para la formación de niños sanos, niños fuertes, con valores, que no se dejan arrastrar  por las  conductas criminales.

Tanto en la infancia como en la adolescencia, la falta de dedicación de los padres y la atmósfera de rechazo o de conflicto dentro de la familia afectan el desarrollo normal del niño debido a las experiencias negativas que irá teniendo en su vida personal.

Cuando no existe amor, dedicación de los padres y un lugar de pertenencia, ya sea porque el niño es rechazado o porque hay conflictos dentro de la familia, el niño se va a caracterizar cada vez más por el sentimiento de rechazo, de abandono, de conflicto, de aislamiento e incluso de abusos.

El niño, el joven, el adolescente se ve obligado a buscar un lugar de pertenencia, ¿A dónde ir? ¿A qué lugar pertenecer? Normalmente, acudirán a un lugar fuera de la casa, y con mayor frecuencia al no encontrarlo en la comunidad sana ordinaria, encontrará en el vecindario a otros jóvenes o niños de su edad que han experimentado el mismo rechazo de sus familias, de sus padres. Esto provoca que se junten los aislados, los niños que como él han sido rechazados al no encontrar la aceptación y el cuidado de sus padres o de quienes los cuidan.

Estos niños o jóvenes comienzan a transmitirse entre ellos su propia forma de aceptación y entonces vemos un campo que está dispuesto para la siembra de conductas y comportamientos violentos criminales en este grupo de jóvenes o adolescentes rechazados.

b) Además del rechazo durante las etapas de desarrollo en la infancia, también encontramos que la familia disfuncional es un factor determinante en la formación de criminales. Cuando decimos “familia disfuncional” estamos hablando de que en el hogar los padres no están cumpliendo su función básica de crianza. Los roles de padre y madre no están funcionando correctamente y aun la relación entre ambos padres no es buena ni constituye un poderoso efecto para evitar el futuro crimen juvenil.

La evidencia de las investigaciones de los profesionales en el comportamiento juvenil es abrumadora.
El comportamiento criminal del adolescente tiene sus raíces en la falta continua de amor del padre aun desde la infancia. Los futuros delincuentes siempre tienen  una vida caótica de desintegración familiar. Esto frecuentemente conduce hacia la agresión y a la hostilidad de los demás fuera de la familia.

La mayoría de los delincuentes no se aíslan o se deprimen, todo lo contrario, están activamente involucrados en su barrio pero a menudo esta hostilidad se establece en los primeros años de su vida, (subráyelo por favor), por eso la familia es el fundamento de toda sociedad sana.

La familia funcional, donde papá y mamá están dispuestos a hacer su máximo posible para formar hijos que puedan vencer las conductas criminales, es el campo ideal para que se desarrollen ciudadanos sanos.

La hostilidad comienza en la infancia
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