El más desaparecido: el hábito de la lectura II Parte: ¡Vive la fácil lectura!
 

Darse a la tarea de ayudar al niño
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

La dislexia es un trastorno que afecta a muchísimos niños, que no es diagnosticado hoy en día en la mayoría de los casos y no se ofrece tratamiento para el mismo. La dislexia es una condición difícil de diagnosticar, tratar o incluso definir.

Afecta entre el 5 y 17% de los niños en los Estados Unidos, todos los cuales, al igual que José tienen dificultades para leer. Aunque los investigadores han determinado que la  Dislexia no está relacionada con el nivel socioeconómico de un  niño, o el nivel educativo o el idioma principal que se habla, todavía no han sido capaces de identificar sus causas  exactas.

Ahora bien, vamos a ver qué es lo positivo para aquellos niños que tienen problema de Dislexia: la intervención temprana. Fíjese usted, si logramos detectar a tiempo que algunos de nuestros hijos, familiares, niños etc. que tienen dislexia, y los llevamos al tratamiento, nos  vamos a dar cuenta que puede evitar el desarrollo posterior de daños mayores y  no solo eso, continuemos con la historia de José, para que vea usted: puede además incrementar su deseo de leer, de leer y de leer, aunque a veces se equivoquen en pronunciar algunas frases o vocales.

Los niños con Dislexia son niños inteligentes, que no son niños lentos e inexactos lectores y llega su frustración a provocarles odio por la lectura, dicen los expertos. ¿Por qué? Porque sus compañeros en la escuela se burlan de ellos, sus amiguitos en el barrio, en el vecindario, los llaman “tontos” y sus padres y maestros piensan que son vagos, y una vez que los niños deciden “no puedo hacer esto”, entonces viene una espiral descendente, y el niño va hacia abajo, hacia abajo y hacia abajo: el ánimo, la autoestima, el deseo de leer y pues también, los daños que producen el burlarse de los niños.

De hecho, hay varios estudios que demuestran que los adolescentes disléxicos tienen más probabilidades de abandonar la escuela secundaria, y ¿sabe que pasa? Se meten en problemas, son arrestados por la policía.

“Entendiendo que había remedio para la dislexia -dice Rosita- primeramente mi esposo  y yo nos dimos a la tarea de lo que fuera posible para sacar a nuestro hijo adelante”. Fíjese que importante, cuando usted descubre o le diagnostican que su hijo tiene Dislexia, no se desmoralice, no se dé por vencido, no es la gran tragedia, no pasa nada, todo esto se arregla, pero lo que se requiere principalmente para la victoria es primeramente como dicen estos padres de familia: darse a la tarea de hacer todo lo que fuera posible para sacar a sus hijos adelante.

Y así lo dicen precisamente Rosita y Tomás, los padres de José, quienes se dieron a la tarea precisamente de hacer todo lo que fuera posible para ayudar a su hijo, y algo que aprendieron es que es muy valioso detectar la dislexia en una edad temprana y eso fue el éxito aunado, lo que parecía una derrota se convirtió en una victoria. ¿Cuál fue la victoria? Pues, mientras sus amigos, afuera, estaban jugando, él se quedaba en casa leyendo, el insistía en quedarse a leer.

Como resultado para José quien ahora tiene 12 años, la Dislexia ha sido ahora más una ironía que un contratiempo, ¿qué quiero decir? A él siempre le han gustado mucho los libros y las historias, incluso cuando era más joven y no podía leer. En aquel entonces, mientras estaban sus amigos jugando y corriendo afuera, prefería leer un libro por sí mismo y claro, de esta manera, fue aprendiendo la historia, la esencia de muchas materias educativas a través de fotografías, a través de las palabras que leía.

¿Qué entendemos con todo esto? Que ser disléxico ha hecho la lectura y la escritura  laboriosa para José, pero él sigue luchando por poner palabras, por escribirlas en la forma correcta, por leerlas por varias veces.

José nunca ha  dudado  de su determinación a leer, incluso se lleva un libro abierto cuando va caminando de la casa a la escuela y lo va leyendo y dice su mamá que a veces ha tenido que decirle: ya no leas, para que haga alguna tarea del hogar. Ahora bien, “en las últimas vacaciones que tomó José -relatan su padre Tomás y su madre Rosa- se la pasó leyendo libros en lugar de jugar y divertirse, se echó cuatro libros…”.

Oiga usted, un niño con Trastorno de Dislexia se convierte en un gran vencedor. ¿Por qué? Porque sus padres detectaron tempranamente la Dislexia, y esta es la primera etapa del éxito. Segundo: hacer todo lo que está de nuestra parte para que nuestro hijo supere ese trastorno, y tercero, leer con nuestro hijo, ejercitarlo en las palabras que tiene dificultad para pronunciar y quitarle a su alrededor ese ambiente de burlas, de desprecios porque no sabe leer correctamente.

De ninguna manera, no se dé por vencido, pero si usted ve que su niño batalla para leer, confunde las letras, las escribe al revés, a veces comete errores en la pronunciación continuamente, puede ser que su niño pudiera estar padeciendo el Trastorno de Dislexia y hay remedio para ello, y lo más hermoso de todo que dice José: “estoy muy agradecido con todas las personas que me ayudaron a superar este trastorno y ahora entiendo que algo que parecía para mi mal, resultó para mi bien.”

La madre de José dice: “trabajé muy duro y traté de leer todos los días delante de él para motivarlo”. “Siempre era agradable cuando mi madre me leía –dice José- así que yo mismo me motivé a leer”. Sorprendente ¿no? O sea, José salió adelante con la ayuda de sus padres.

El desaparecido hábito de la lectura
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