El más desaparecido: el hábito de la lectura I Parte: Recomendaciones para fomentar la lectura en familia
 

Cómo fomentar la lectura en el niño
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

La sola motivación para leer que recibimos en la escuela, no va a producir un efecto tan inmediato para que el niño lea; ciertamente, los maestros tienen su responsabilidad en enseñar, pero un niño no aprenderá lectura en la escuela o en la biblioteca escolar, sino que el deseo de leer libros  proviene de la familia.

Para que se produzca el placer de leer, el niño copia el actuar de los adultos más cercanos  y con el tiempo cualquier persona cercana con la cual el niño pueda establecer una relación de afecto, puede convertirse en un modelo positivo de lectura. Además el leer juntos es muy bueno; si queremos que el niño aprenda a leer en casa, si queremos fomentar la lectura en el hogar, es importante que tomemos en cuenta estas verdades.

La lectura es un proceso largo, en cada uno de los pasos del aprendizaje, el niño debe ser legitimado a través del reconocimiento de los comportamientos positivos y de la legitimación de los logros alcanzados.

Es decir, hay que animar al muchacho, al joven o niño, por ejemplo, si logra leer una palabra, de inmediato se debe legitimar el logro con una frase positiva: “¡Oye, qué buen lector eres! Seguro que en poco tiempo más estarás leyendo como los locutores en las noticias”.

Prestar atención a lo positivo es otro punto importante, es decir, tener siempre una actitud positiva, es una herramienta poderosa para que se les quede lo aprendido, por ejemplo comentar la cantidad de libros que ha leído, la cantidad de conocimientos que tiene sobre un tema, eso los anima para seguir leyendo; a medida que el niño(a) progresa, encuentra mucho agrado en el trabajo.

Otro punto importante: evitar criticar al niño. Se debe evitar etiquetar al niño con clasificaciones, por ejemplo: “eres mal alumno”, “eres mal lector”. Hemos visto que cuando le ponemos apodos a los niños o nos burlamos de ellos o les decimos una frase como: “no sirves para nada” o “lees muy mal”, pues esto se va a cumplir y el niño va a leer mal, no va a servir para nada.

La familia puede revertir este proceso cambiando el discurso y destacar aspectos positivos. ¿A qué le podemos llamar aspectos positivos? Al buen humor, la creatividad y la energía. El exceso de crítica -recuérdenlo muy bien, mamá y papá-  aumenta un problema en vez de disminuirlo en el niño.

Cuando no logra realizar una tarea, a pesar de su esfuerzo, si el niño no está poniendo atención y no está leyendo bien, pues cambiemos a otra tarea, vamos a dibujar, en lugar de estarlo criticando.

También otro punto importante es reconocer los logros y progresos del niño. Cuando el niño aprende, no solamente dependerá del interés que él tenga sino de que sus padres se den cuenta de sus progresos, por lentos que éstos sean y debe de hacerse de inmediato, decir frases como: “te felicito hijo porque leíste muy bien hoy”, “te felicito porque aprendiste”, “te felicito porque al principio veía como que se te hacía difícil pero ahora me doy cuenta que se te hace muy fácil”.

Además de lo anterior, afianzar la autoestima de nuestro hijo. Es importante generar situaciones en las que el niño sienta que logra realizar lo que se le pide. El sentimiento permanente de fracaso puede afectar seriamente la autoestima, mientras más dificultades tiene un niño, más importante es destacar sus progresos.

Leer fortalece la autoestima
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