La formación del carácter de los niños II Parte: Sus pasiones
 

Los sentimientos, la razón y el afecto
 

Por: Profr. Roberto Durán

Los sentimientos traicionan cuando no tenemos la razón en su lugar, es decir, cuando los sentimientos no están por debajo de la razón.

Muchas mujeres quieren a un hombre a pesar de que es drogadicto, borracho o irresponsable y que no sabe sacar adelante a una familia. Pero pareciera que la muchacha no piensa, que no razona. ¿Qué está pasando? El sentimiento está ahí, está gobernando su razón, sus pensamientos y pareciera que no tiene la capacidad de razonar y pensar.

Hoy en día en nuestra sociedad, la pasión gobierna sobre la razón, los sentimientos llevan a tomar malas decisiones. ¿Es malo todo esto? ¿Nuestros sentimientos, nuestras pasiones, son malas? Son malas cuando no las sabemos usar racionalmente. Pero se vuelven un gran beneficio cuando sabemos utilizarlas a través de la razón.

Hay tantas cosas que vienen a consecuencia de esas pasiones y también por la ausencia de ellas. Por ello debemos instruir a nuestros hijos desde pequeños a saber gobernar sus pasiones. A la vez de nutrirlos de abundantes sentimientos profundos en la etapa de  crianza.

¿Cómo es entonces que a un niño se le instruye en todo esto? ¿Cómo se forma a los hijos  para sometan sus sentimientos a su razón y voluntad?

Un estudio realizado después de la Segunda Guerra Mundial:

Se observó que en los orfanatos de Europa, por ejemplo Alemania, muchos bebés eran retraídos y entraban en diferentes depresiones y su coeficiente intelectual era mínimo.
 
En aquel entonces había muchos huérfanos con la necesidad de ser cuidados y criados en un orfanatorio, pero a falta de personal, los bebés no eran atendidos correctamente. Solamente se les suministraba el alimento pero muy pocas veces se jugaba y sonreía con el niño y vieron que estos retrasos mentales eran producto de la falta de afecto hacia esos bebés.

Comenzaron a experimentar dando todo el afecto, cariño, nutriendo diariamente al bebé de amor, supliendo la necesidad afectiva de esos niños. Fue sorprendente el cambio, esos niños fueron normales.

La conclusión fue: “Todos los seres humanos, desde pequeños tienen la  necesidad de afecto y éste se tiene que suplir desde que son bebés.”

Los hijos necesitan afecto y formación
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