Triunfando sobre las dificultades III
 

Detrás de un gran éxito siempre hay una gran derrota
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Voy a hablar de un hombre  y después te diré quién es.

A la edad de 22 años este hombre falló en sus negocios, a los 23 años fue derrotado en la legislatura, a la edad de 24 años falló de nuevo en sus negocios, a la edad de 25 años fue electo para estar en la legislatura, a la edad de 26 años su esposa querida murió dejando su corazón destrozado. Este hombre a la edad de 27 años sufrió de un colapso nervioso, a la edad de 29 – 34 años fue derrotado por un conferencista en la Casa Blanca, a la edad de 34 años fue derrotado en el Congreso, a la edad de 37 años fue elegido para el Congreso, a la edad de 39 años fue derrotado de nuevo para llegar al Congreso, la edad de 46 años fue derrotado para poder llegar al Senado, a la edad de 47 años fue derrotado como candidato a presidente de los Estados Unidos, no calificó. A la edad de 49 años fue derrotado para llegar al Senado y a la edad de 51 años fue electo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

¿Quién es este hombre que se rehusó a  darse  por vencido? Su nombre fue Abraham Lincoln. Su disposición a luchar, a soportar sus problemas y dificultades lo llevó a ganar la presidencia de los Estados Unidos. Qué hermoso ejemplo, los verdaderos ganadores son primeramente verdaderos perdedores. No te des por vencido, podemos perder muchas veces, pero finalmente ganar la batalla es lo importante.

Juan Bunyan fue un escritor y pensador cristiano en los siglos XV y XVI, autor del libro más vendido después de la Biblia, el cual que se conoce como el Progreso del Peregrino. El libro  lo     escribió estando injustamente en la cárcel; Su hija quedó sola y pobre, le amenazaron con nunca salir de la cárcel si seguía escribiendo sus cartas y pensamientos pero él se sobrepuso a estas dificultades y finalmente, este hombre, triunfó siendo el escritor más afamado en este tema, el Progreso del Peregrino, el libro más vendido después de la Biblia. Nunca se dio por vencido.

Beethoven, compuso sus melodías más sobresalientes cuando estaba sordo y su corazón cargado con gran dolor.

Haendel y Mozart dieron sus obras más memorables cuando casi les alcanzaba la muerte, brindaron a la humanidad de obras preciosas memorables cuando estaban a punto de morir.

Hellen Keller, una persona ciega de fe inquebrantable dijo una vez: “Yo camino en mi cuarto con mis pies inestables, pero mi alma que es vencedora e inconquistable, clama por volar con alas de águila. En otras palabras, nunca se dio por vencida.

¿Qué tenían todas estas personas en común? Ellos soportaron, ellos rehusaron darse por vencidos. Yo quiero decirte que cualquiera que sean tus problemas es importante que te asegures que no se vuelven ellos la fuente de tu derrota, sino sepas apoyarte realmente en Dios y en aquellos que puedan aconsejarte para no caer en ese desánimo.

La Fe, una llave maestra
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