Triunfando sobre las dificultades II
 

Una respuesta diferente
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Hoy quiero hablarte acerca de la súplica como una clave para vencer los obstáculos ¿Tienes tu un problema grande en tu vida, el cual has sido incapaz para resolverlo? ¿Hay obstáculos en tu vida que te impiden superarlos? Quizás tu tienes un grupo de problemas que tienen un denominador común que envuelven la familia, al matrimonio, la salud, el trabajo, quizás en tu vida hay situaciones, hay un defecto, hay una situación que es un obstáculo, con la cual has tratado de luchar por años o un problema espiritual con el cual estás luchando y no has podido vencerlo.

Te has puesto a pensar, ¿Qué es suplicar? ¿Qué es rogar? Primeramente tiene que ver con la humildad, en el diccionario nuestro, la palabra suplicación o súplica es una palabra que nos hace humildes, tiene que ver con la humildad ante Dios y tiene que ver con la oración.

Hay momentos en nuestras vidas donde la oración es la respuesta para todas nuestras necesidades y la oración requiere un dedicado esfuerzo que en nuestra propia debilidad, aún en nuestra propia debilidad, repito, podamos con toda seriedad orar con fervor, con intensidad, con constancia, enfocarnos en una forma sistemática, organizada a vencer el obstáculo que tenemos, mediante suplicar a Dios.

Dios es un Dios que ayuda, Dios es un Dios maravilloso, existe, es real, Dios es un Dios que está dispuesto a ayudarte en ese problema económico que tienes, en esa amistad rota que quieres recobrar, en ese trabajo profesional que perdiste, en ese desafío en tu vida, en tu familia, Dios puede sanar una terrible enfermedad incurable, Dios puede darte el consejo, el amor, la fortaleza que tu necesitas para enfrentar los problemas de la vida.

Realmente está en Dios nuestra respuesta. Suplicar entonces es rogar en oración, es tener un corazón humilde es saber que Dios, Dios está interesado en ayudarte.

Es importantísimo entender que Dios es un Dios real que oye la oración, pero para orar es importante prepararnos, porque si hay odios en nuestros corazones, si hay amarguras no resueltas, Dios primeramente pide que vayamos con nuestro hermano, con nuestro amigo, con aquel que estamos en rencores y amarguras y nos pongamos a cuentas, le pidamos perdón, para entonces venir delante de él.

Para poder sobreponernos al sufrimiento es importante que entendamos que somos seres humanos, que somos frágiles, que somos incapaces, que somos débiles, que el sufrimiento va mucho más allá de nuestras capacidades físicas, emocionales, mentales y que para resolverlo muchas veces requerimos la ayuda del Dios Todopoderoso.

A Dios le deleita el poder ayudarnos en nuestros momentos de dificultad, la semana pasada hablábamos de que en nuestros momentos de inseguridad podemos decir, hay un Padre en los cielos el cual puede cuidar de mí; en los momentos de indecisión podemos decirle a Dios “Venga tu reino a nuestras vidas” en otras palabras, que ese plan maravilloso que tiene para nosotros en Cristo Jesús pueda cumplirse, que en esos momentos de preocupación sepamos que la provisión de nuestras necesidades está suplida, el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, que en esos momentos de culpa, de pecado, sepamos que él está dispuesto a perdonar nuestras ofensas, si nosotros estamos dispuestos a perdonar a los que nos ofenden, que en esos momentos de temor, de prueba, de tentación Dios está ahí, que en esos momentos de dolor, en la muerte de un ser querido, en los recuerdos tristes de nuestra infancia, en las cicatrices que llevamos en nuestras almas de los sufrimientos que hemos vivido en esta vida, ahí está Dios, pero Dios pide que tengamos una actitud correcta para llegar a él en oración, una actitud de perdonar, una actitud de estar dispuestos a olvidar el daño que hemos recibido de otras personas a no tomárselos en cuenta, a lo estárselos recordando, no estarles guardando continuamente resentimiento.

Movamos la montaņa
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©