Violencia Familiar: Heridas que destruyen el Hogar
 

Donde hay amor no puede haber violencia
 

Por: Profr. José Rodríguez

Qué importante es la comunicación en la familia para prevenir la violencia en casa. Cuando realmente hay paz y amor, la violencia simplemente no existe en ese lugar, está erradicada, lejos de la familia. Cuando Dios es ahí el centro de la atención -y no de una manera religiosa ni rutinaria, sino con gratitud y amor sinceros- entonces está la bendición de Dios en ese hogar, cuando se ora por los alimentos, cuando juntos leen y comparten un pasaje bíblico, atienden sus problemas y les dan solución pacífica.

Querido amigo, busquemos ir como familia hacia estas metas santas que Dios nos enseña, buscando el amor, el bienestar, la protección, el cuidado, la provisión de la familia, de la esposa, del esposo, del hijo, de la hija u otra persona que esté dentro de la familia.

Y aun ¿por qué no? Que también ese amor se pueda llevar a la sociedad que hoy sufre violencia en muchos ámbitos, en las cárceles, en los hospitales, las escuelas, los trabajos y en las calles.

Hemos estado viendo en este programa, que es dentro de la familia donde debemos iniciar esa restauración, es donde debemos comenzar a voltear nuestro corazón hacia Dios y hacia nuestros familiares.

Como lo decía la terapeuta familiar: el cuerpo, como el alma y el espíritu necesitan atención… y como dijo también esas benditas palabras el Señor Jesucristo: Este es el segundo mandamiento más importante: “Amarás a tu prójimo, como a ti mismo”.

¿Dónde empieza la Ley de Dios? En el amor. El amor es el camino, amar es la salida, en el amor que hay que vivir y querido amigo, en lo personal, teniendo varios o muchos años en este camino, puedo decirte que no lo cambio por nada. Ahora puedo vivir feliz, puedo tener una familia unida, en comunicación, en paz, en armonía, desarrollando nuestras vidas y también poder servir a los demás en consejería, en orientación, en conferencias, en talleres y compartir la palabra de Dios.

No hay otro camino, el amor de Dios es lo que hace al hombre feliz, el poder ayudar a tu prójimo, empezando con la familia, construyendo una familia con valores, donde se enseñen y se vivan para poder ser también un testimonio a los demás para gritarles que sí se puede vivir sin violencia y sí se puede vivir con amor.

Vivir en paz, en armonía, amando a tu prójimo sí es posible, y esto no quiere decir que no vaya a haber problemas, porque estamos en una sociedad donde hay muchos conflictos, pero que aprendamos a no responder con violencia, sino a responder con amor al necesitado, enfrentando los problemas como Dios quiere. Queridos amigos, el amor es de Dios y la violencia no es de Dios. Que Dios te bendiga.

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