Violencia Familiar: Heridas que destruyen el Hogar
 

El amor en la familia es lo contrario a la violencia familiar
 

Por: Profr. José Rodríguez

Querido amigo, la violencia es lo contrario al amor. El amor es buscar el bien y el beneficio de tu prójimo, o sea, en otras palabras, el amor, es todo lo contrario de la violencia física, verbal, psicológica y sexual.

El amor es de Dios y Dios es amor. Dios te manda que lo ames a Él primeramente con todo tu ser, pero el segundo mandamiento importante es que ames a tu prójimo como a ti mismo, lo cual significa en otras palabras, que a ti no te gustaría que te golpearan, que te gritaran, que te insultaran… ¿verdad que no? Bueno, pues si a ti eso no te gusta, tú tienes que hacer lo mismo con tu prójimo a quien tampoco le gusta recibir esa violencia.

¿Y quién es tu prójimo? Tu prójimo es tu familiar, es tu esposo, es tu esposa, es tu hijo, es tu hija o el que viva bajo el mismo techo dentro de tu familia. Ese es tu prójimo, el más cercano, el más allegado… ¿y qué te pide Dios de tu prójimo? Que lo ames, que busques su bien, que no le afectes, que no le hagas daño, que no lo perjudiques sino al contrario, que busques el mayor bien posible para tu familia, ese es el orden de Dios.

El orden que Dios ha marcado dentro de tu vida, dentro de tu familia y de la vida cristiana, es que ames a tu prójimo, que busques su bien, y esto sí está lejos, muy lejos  de lo que es la violencia.

Dios es amor y Dios nos ha tratado bien, tan solo piensa, medita cómo Dios te ha ayudado, cómo te ha bendecido, nos ha dado muchas cosas porque nos ha amado, el amor es de Dios y obviamente que lo que te pide es que lo ames a Él pero que ames también a tu prójimo que está cerca, a tu familiar, que busques el bien mayor posible para ellos y que no los perjudiques.

Querido amigo el amor es de Dios, la violencia no es de Dios. La violencia no es buena, es importante que entiendas esto, para que voltees los ojos a Dios y atiendas Su llamado de amar a tu prójimo como a ti mismo. Como a ti te gustaría que te trataran, así trata a tu prójimo, con buenas palabras, con armonía, con paz, con  verdad, que lo que hables sea para edificar, sea para ayudar, sea para apoyar a tu prójimo.

Hay una regla de oro que nos enseña La Escritura también: que todo lo que quieras que te hagan a ti lo hagas a tu prójimo.  Repito el principio bíblico: todo lo que quieras que te hagan a ti, hazlo a tu prójimo.  Como a ti te gusta que te traten, como a ti te gusta que te atiendan, como a ti te gustaría que te hablaran,  pues así,  querido amigo, hazlo dentro de la familia, es lo que Dios quiere.

La violencia no es de Dios, no es de origen divino sino de origen humano. ¿Cómo se inició la violencia en el mundo? Nos enseñan las Escrituras y la historia que hubo un hombre llamado Caín, quien mató a su propio hermano, Abel. ¿Por qué lo mató? Porque era un hombre malo que tenía una fuerte envidia y un gran odio contra su hermano.

Es importante que lejos de existir envidias, pleitos y odios entre los humanos, sobre todo en nuestras familias, más bien amemos a nuestros hermanos, que ames a tus padres, ames a tu pareja, respetes la vida que Dios nos ha dado.

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