Por: Profr. José Rodríguez

La violencia familiar produce daños severos y permanentes en las víctimas, que perjudican gravemente la salud emocional de todos los miembros de la familia.

¿Cuáles son esas consecuencias que impactan trágicamente a la familia?

a) Trastornos emocionales. La persona que recibe los maltratos y aun los niños que son testigos de la violencia dentro de su hogar, desarrollan cierto tipo de trastornos emocionales tales como el estrés, la depresión, la baja autoestima, la ansiedad, el estrés post traumático, resentimiento, rencor, miedos, temores, fobias, pérdida de la dignidad, falsa culpabilidad, etc.

Hay niños que llegan a desarrollar autismo, frustración, ganas de llorar, pérdida de las ganas de vivir, desánimo, y una profunda soledad ya que pierden comunicación con las personas que aman; en algunos casos de mayor gravedad, la depresión trae como consecuencia el suicidio.

b) Desintegración familiar. Tras la violencia, puede venirse la separación, la desintegración familiar, y terminar un matrimonio en el divorcio y las consecuentes denuncias y demandas.

c) Buscar salidas peores y equivocadas. Las personas pueden empezar a buscar un escape o salidas equivocadas, como el alcohol, la adicción a las drogas, el adulterio, el odio, los homicidios, o causar lesiones que a su vez provocan discapacidades permanentes en miembros de la familia; todo ello por ese gran odio y vacío que experimentan tanto el agresor como la víctima, y que afecta  gravemente a toda la familia.

Y precisamente, quienes sufren mayormente las consecuencias de la violencia en casa, son los niños, los adolescentes y los jóvenes que apenas están iniciando sus vidas y están viendo estos terribles ejemplos de vida en casa, destruyendo no sólo su moral, sino cualquier esperanza que pudieran albergar para salir adelante, ser felices en la vida y construir una familia de bien en la sociedad.

Si aquéllas son las soluciones equivocadas, ¿qué es entonces lo que hay que hacer en una familia que está sufriendo violencia?

En primer lugar, estar conscientes de que la violencia no se va a curar sola, y necesita ayuda profesional, médica, legal, terapéutica, según lo requiera el caso. La violencia necesita atención.

También es importante que puedas identificar y reconocer el tipo de maltrato que se está cometiendo en la familia, para saber cómo combatirlo; de esta manera buscas “la medicina acertada para curar ese mal”.

Y obviamente, la tercera actitud es nunca aceptar la violencia. No aceptar la violencia de ninguna manera, en ningún caso. La violencia familiar NUNCA se justifica, pues  cuando se maltrata a un familiar, se está haciendo que sufra éste y toda la familia, lo cual no es justo para nadie.

Usted no debe ser agresor, ni  víctima, ni un testigo pasivo o cómplice, sino realmente poder entender que la violencia no debe ocurrir dentro de la familia, la violencia no es buena, la violencia no es necesaria, se puede evitar, se debe alejar a la familia de ella.