Por: Profr. José Rodríguez

Queridos amigos, la violencia es un círculo imparable que necesita atención urgente. Es un círculo vicioso que está afectando a la familia continuamente. En ese círculo constante, observamos tres fases o etapas:

PRIMERA FASE: Acumulación de tensión en la familia. Hay un estrés, una ansiedad, que se acumula en las personas unos momentos antes de que se ejecute el primer acto violento. Esta situación suele causar un fuerte estado de estrés y crisis emocional en los miembros de la familia, sobre todo en los más indefensos que están expectantes de que se produzca el primer acto de violencia.

SEGUNDA FASE: Ejecución del acto violento. Esto es, cuando se produce la agresión ya sea verbal, física, sexual, o psicológica. La víctima recibe en ese momento el maltrato.

TERCERA FASE: Hay cierto remordimiento. Una vez que el agresor ha desahogado toda su ira o su impulso sexual contra la(s) víctima(s),  observa un poco del daño que ha provocado en ese momento, y entonces suele expresar un falso arrepentimiento en el cual puede haber palabras como “ya no va a suceder, esto no se va a repetir, discúlpame…”.

Esta fase suele dar lugar al período que se conoce como “LUNA DE MIEL”, donde el agresor ofrece un dulce cambio a la víctima y a los familiares, pero ésta etapa suele ser temporal o de corta duración porque pronto vuelve a surgir la primera fase y comienza ahí el círculo otra vez.

Mientras el agresor no reciba atención, ni la familia una ayuda terapéutica, el círculo de violencia se va a volver a repetir, a repetir y a repetir. Es un círculo vicioso, es algo que no se va a poder detener por parte de los miembros de la familia. Necesitan una ayuda profesional como lo vamos a comentar más adelante.