Por: Dr. Octavio Maldonado
Un estudio realizado en los EEUU que se llevó a cabo hace algunos años, donde se estudió la incidencia nacional del abuso de los niños, reportó que de todos los niños que habían sido abusados sexualmente, alrededor del 50% de los casos, el abusador había sido un pariente cercano, y en el 89% de los casos, los niños habían sido abusados por un varón, mientras que en el 12% por una mujer.
Muchas veces se cree que son los extraños, o las personas que no están en medio de nosotros, las que tienen este potencial de hacerles daño a nuestros hijos, pero no es así. Son las personas que tienen algún tipo de cuidado con nuestros hijos o responsabilidad, las que son proclives a este tipo de comportamiento.
Por ejemplo, uno de cada 7 niños que han sido abusados, son menores de 6 años de edad, y un tercio de todos los niños que han sido abusados, son menores de 12 años.
Esto deja ver que las víctimas ni siquiera han llegado a la adolescencia, de modo que quien abusa de un menor, es sin duda una persona que está bajo un trastorno psiquiátrico; esto es, el diagnóstico de una persona que abusa y que tiene preferencias sexuales por los niños es el diagnóstico de un adulto con un trastorno psiquiátrico.
El famoso libro DSM4, es un Manual de Diagnóstico de los Trastornos Psiquiátricos; nos dice que el deseo por los niños y el tener relaciones con los niños o adolescentes, es un trastorno psiquiátrico que debe ser tratado.
No nos referimos a adultos que tienen una incapacidad mental quienes son de alguna manera irresponsables a estos hechos, sino que estamos hablando de personas comunes, con trastornos psiquiátricos, que utilizan la relación de confianza con los niños para poder tener este tipo de relaciones con ellos y poder desenvolverse en su enfermedad.
Es cierto, es un trastorno psiquiátrico y tenemos que tratar a este tipo de personas, sin embargo, eso no quita el punto en el cual nos queremos centrar el día de hoy: que los niños son las víctimas de este tipo de comportamiento, realizado por adultos con trastornos y generalmente son “gente de confianza” de los padres de la víctima. |