Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

La pornografía, la descripción o retrato ya sea de una actividad sexual o de órganos sexuales con fines o recompensas monetarios, es una industria multimillonaria que incluye revistas y novelas pornográficas, películas y videos, bares con desnudos, espectáculos, etc.

Las ganancias obtenidas por dichos productos y actividades se estiman en más de ocho y doce mil millones de dólares por año y van en aumento en los Estados Unidos.

La pornografía no se limita a las fotografías a todo color de modelos en revistas. El grueso de la pornografía es más lascivo, pervertido y depravado de lo que la mayoría cree. Dicho material, no es usado exclusivamente por adultos, una cantidad alarmante de niños y jóvenes están expuestos a él.

La deshumanización del sexo por la curiosidad, no es la única responsable de la reciente explosión en la circulación y disponibilidad de materiales pornográficos para los menores y los jóvenes, entran otros factores en juego. Los autores Alejandray Bernor H. Mark afirman:

“Una respuesta es que el sexo ha sido deshumanizado, no se le considera como una relación cariñosa, responsable dentro del matrimonio, sino como un deporte y, en este contexto, no es de sorprender que el acto carnal y los órganos sexuales sean considerados como cosas apropiadas para mirar”.

La pornografía causa adicción sexual, de la cual será difícil para los jóvenes poder liberarse, corromperá su moral, su futuro matrimonial, estimulará al adulterio y a toda clase de perversión sexual que atente contra la integración familiar.