Las Adicciones
 

Las adicciones no son una enfermedad
 

Por: Dr. Octavio Maldonado

Las drogas o adicciones no son una enfermedad. Se pueden convertir en una enfermedad, porque el problema de las adicciones y el inicio de las mismas radica en la sensibilidad hacia al placer, es decir, inician como un gusto, se desarrollan posteriormente como una necesidad hacia este gusto, y desgraciadamente terminan como una enfermedad.

Las drogas y adicciones,  no actúan como las enfermedades (en las cuales el ser humano no tiene la voluntad para detener por sí mismo el progreso de la inflamación, del dolor o aun de la muerte)  es decir,  cuando personas son infectadas por un virus o por una bacteria, o afectadas por el desarrollo de alguna malformación, no tienen la voluntad ni para desarrollarla, ni para poder frenarla.  En el caso de las adicciones, se desarrolla una enfermedad o varias enfermedades, pero hasta el final, porque en sus inicios sí existió una voluntad para frenar ese placer; la propia persona intervino para suplir un deseo muy fuerte por adquirir determinada sustancia, o practicar determinada actividad que en este caso, fue la que provocó la adicción.

Las drogas y adicciones, comúnmente no se transmiten como las demás enfermedades, sino que se transmiten a través de la voluntad, es decir, la persona decide convertirse en dependiente de la droga y posteriormente en un estado interior no se puede librar de la misma, es decir,  el cuerpo una vez acostumbrado a esa sustancia, pide y solicita la droga, es una demanda tan fuerte que lleva a cometer actos irracionales, impensables para las personas, con tal de conseguir aquella sustancia que les provoca este placer momentáneo. Un adicto en el estado completo de adicción no encuentra la salida, la única salida que él ve es la misma droga.

Es un círculo vicioso que inició quizás con el deseo de placer, con un deseo de autosatisfacción, con un deseo de probar cosas nuevas o como un deseo  de olvidar alguna circunstancia adversa, pero que después se convirtió, a través de una necesidad, en una enfermedad.

En este deseo de complacerse a sí mismo, la persona olvida a los demás. Por ejemplo, la pareja  -ya sea el esposo o la esposa- son terriblemente afectados por la conducta de un cónyuge adicto. Los hijos son infinitamente dañados cuando existe una relación de este tipo. Y finalmente la familia y los vínculos familiares, se alteran de tal forma que muchas veces conducen a la separación.

La adicción y la familia
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©