La Soledad I Parte: La Noche más Oscura
 

Luchando contra la soledad
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Podemos decir que la soledad invade todo nuestro ser, roba nuestras esperanzas y aún nuestra fuerza. Muchas veces aquél anhelo que tenías por hacer cosas desaparece. Puede haber alteraciones en tu forma de comer y dormir. De pronto pierdes aquel atractivo de las cosas que antes provocaban en tu vida algún tipo de felicidad: salir, pasear, conversar, etc.

La soledad trae un sufrimiento real y esto nos puede llevar encorvados. A veces nuestros labios, en lugar de sonreír, siempre están hacia abajo. A veces nuestro caminar es lento, penoso, doloroso. Hay silencio, nos retraemos de los demás. La gente observa nuestros rostros decaídos, nuestro semblante triste.

Muchas personas, con el fin de vencer la soledad, se vuelven sobre-dependientes y consecuentemente sufren rechazos de continuo. Estas personas sufren mucho cuando alguien ya no quiere ayudarles.

Conocemos el caso de una mujer sola que siempre está tratando de buscar la ayuda de otras mujeres. Va a sus casas, toca la puerta, dice “tengo este problema, me siento sola, ¿cómo le hago?”. Pero la ayuda le dice “yo ya te he dicho muchas veces cómo hacerle pero como tú no me haces caso…” La mujer entonces se siente rechazada.

Mucha gente se siente incapaz de controlar su vida emocional, esperan que otros les puedan suplir sus necesidades y empiezan como a querer exigir y sobre-depender de otros. Esto hace que otros se aparten de ellos y guarden su distancia.

La soledad también fomenta la depresión. Esto puede llevar a la desesperación y al suicidio. No podemos dejar de pensar en los jóvenes que muchas veces guardan en ellos problemas y sentimientos y tienen temor de expresar cómo se sienten; aumentando así ese vacío interior y la afectación de sus mentes.

Es como tratar de escapar de un pozo oscuro y horrible o de una noche oscura sin fin que te mantiene en un estado de desesperanza. Y definitivamente no hay ningún alivio en el alcohol o en las drogas; no lo hay.

Tienes que enfrentar la realidad, tienes que poner de tu parte para ser libre de la soledad. Tienes que dar pasos concretos.

En el apuro que vivimos hoy, en esta vida que dicta nuestros horarios y que trata de meternos en su molde, nos volvemos inconscientes. Esta forma de vida sutilmente va erosionando nuestros propios valores y nos volvemos más insensibles ante el sufrimiento de los demás.

En una ocasión un consejero familiar le dijo a su paciente: “¿Usted se siente sola?”. “¿Se siente desesperada?” A lo que ella respondió: “Sí, me siento sola y muy desesperada”  El doctor le dijo: “Le voy a dar un remedio: vaya al hospital de cancerología y visite las camas de los niños que están a punto de morir de leucemia, de linfoma, de cáncer, y sonríales, lléveles juguetes, lléveles un dulce, preocúpese por ellos.”   

Esta mujer obedeció el consejo que le dio su consejero familiar y fue a los hospitales en donde estaban esos niños enfermos y se resolvió el problema de soledad en su vida ya que al darle afecto a los niños que estaban a punto de morir, al llevarles dulces, regalos, platicar con ellos, ella empezó a recibir el cariño de ellos, la gratitud de las madres hizo que ella se sintiera cercana, familiarizadas con ellas.

El egoísmo
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