Enfrentando el dolor del adulterio

La desconfianza, un fantasma de la infidelidad

Por: Ing. Gilberto Sanchez

Cuando alguna de las dos personas decide no cumplir con sus compromisos, es cuando empiezan los problemas. Y la parte afectada es la que empieza a sufrir. Empiezan los problemas de tipo sentimental, emocional, se pierde la comunicación, etc.; porque una o ambas partes empiezan a fallar con sus compromisos de amistad, respeto, fidelidad, etc.

Cuando surge la infidelidad, se rompe el acuerdo que se había convenido. Entonces se rompe el principio de la fidelidad, del respeto. La persona ofendida empieza a sufrir una serie de heridas que la empiezan a afectar en diferentes aspectos de su persona. La persona puede tener sus pensamientos muy exaltados, le vienen una serie de confusiones, tienen incluso condenaciones porque se creen culpables del adulterio del otro.

Es aquí donde la persona debe ubicarse y entender qué es lo que está pasando con ella. Estamos hablando de la víctima que sufre la falta de fidelidad de su pareja.

La persona que sufre, se ve muy confrontada con sus metas e ilusiones, puede entrar incluso en un shock. Hay quienes pueden entrar en profundas depresiones porque se ven traicionados o no se esperaban que su pareja los traicionara de esa manera.

La confianza se pierde totalmente. Las personas que tenían libertad para hacer sus vidas dentro del matrimonio, ya no la tienen. De tal manera que si antes no había problema con que el marido llegara tarde una o dos veces a la semana debido al trabajo, ahora el llegar un poquito tarde un día a la semana, empieza a causar problemas. Todo debido a que se perdió la confianza.

En el momento en que las personas dejan de ser fieles, cualquier cosa como llegar un poco tarde o no contestar el celular, causará una gran inquietud porque la persona ya no confía. Desde el momento en que sufrió la traición, si la otra persona no es cuidadosa en cómo se conduce, va a estar sembrando en la mente de su pareja pensamientos de sospecha.

Hay personas que dicen “pero, ¿por qué es tan maliciosa? si yo ya le dije que está bien, que lo reconozco, cometí un error y quiero volver a empezar.”

La realidad no es así, una vez que se rompe la confianza, hay que empezar a trabajar de nuevo para volverla a ganar.

Entonces, la persona que es afectada empieza a experimentar este cuadro. Esto es normal porque hay un sentido de compromiso y fidelidad que ha sido roto. El cónyuge afectado debe reconocer la situación que está pasando.

La autoestima de la persona afectada baja terriblemente. Hay quienes se creen gordas, sucias, feas; tienen pensamientos como “es que se fue con otra porque yo ya no estoy bonita, ya no me arreglo, ya no tengo nada que ofrecer.” De pronto se empiezan a auto-culpar. Pero la realidad no es así.

No hay nada que justifique un adulterio, absolutamente nada.

Vamos a suponer un caso. El marido comete adulterio. La esposa se entera y decide voluntariamente pagarle con la misma moneda y comete otro adulterio. ¿Usted justificaría lo que hizo la mujer debido a lo que le hizo el marido? Creo que toda conciencia diría que no se justifica.

De hecho, conocí casos que hicieron eso y en consejería me decían que reconocían que habían hecho mucho mal porque le habían faltado a sus hijos y a ellas mismas. Decían “si mi marido decidió cometer esa falta, yo no era nadie para pagarle con la misma moneda, y me siento peor, entré en un pozo más hondo del cual no puedo salir.” Su conciencia les acusaba muy fuerte y hasta la depresión que tenían por sufrir adulterio pasaba, pero ahora entraban en depresión por haber cometido otro gran error.

La persona que comete adulterio es la persona responsable de ese acto.

Sin el perdón, el camino es difícil
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©