El Matrimonio

Respeta a tu pareja

Por: Dr. Octavio Maldonado

La segunda razón del fracaso matrimonial es que no existe respeto entre la pareja.

Para que pueda existir el respeto en una pareja se necesitan saber los derechos y las responsabilidades que tiene cada una de las partes, en otras palabras: cada parte de la pareja tiene un orden en el hogar y también tiene una autoridad.

Esta es otra palabra que no le agrada a mucha gente: la palabra “autoridad”, porque se cree que quien lleva la autoridad o la responsabilidad tiene que forzosamente ser la mejor persona; y no estamos hablando de mejor o mayor persona sino de aquella que tiene la capacidad para desempeñar autoridad de la mejor manera conforme al funcionamiento del hogar.

Le pondré un ejemplo: ¿usted ha visto un barco que tenga dos capitanes? ¿O un banco que tenga dos gerentes? ¿O un país que tenga dos presidentes? ¡No! Eso llevaría al desorden.

Lo mismo es en el hogar, tiene que haber un orden de autoridad y en este caso el orden de autoridad normalmente debe ser tomado por el varón y no porque sea mejor, sino porque tiene una capacidad mayor para resistir y para tomar ciertas decisiones en momentos difíciles.

Pero hoy en día lo que muchas veces observamos es a la mujer liberada y que de alguna manera cree que las responsabilidades son al 50%. Ahora bien, yo no estoy diciendo que la mujer no deba de tener responsabilidades, ni que la mujer no es capaz de llevar estas responsabilidades, ni que la mujer liberada no puede trabajar, ni nada de eso; estamos diciendo que hay un orden de autoridad y de responsabilidades.

Varones irresponsables; Mujeres sobrecargadas

Uno de los primeros problemas que vemos en esta generación son los varones irresponsables que no llevan la autoridad en su casa, que no llevan la carga económica o administrativa y que tampoco se preocupan de la educación de los hijos. Todos estos papeles que son altamente pesados, caen en la mujer.

¿Y cuál es la consecuencia? Que la mujer se tiene que ver en la necesidad de salir del hogar, de trabajar. Mire lo que nos dicen las estadísticas: una mujer que trabaja fuera invierte cerca del 90% de su salario en casa, mientras que un hombre invierte en su casa cerca del 50% del salario.

La segunda razón del fracaso matrimonial es que no existe respeto entre la pareja.

Para que pueda existir el respeto en una pareja se necesitan saber los derechos y las responsabilidades que tiene cada una de las partes, en otras palabras: cada parte de la pareja tiene un orden en el hogar y también tiene una autoridad.

Esta es otra palabra que no le agrada a mucha gente: la palabra “autoridad”, porque se cree que quien lleva la autoridad o la responsabilidad tiene que forzosamente ser la mejor persona; y no estamos hablando de mejor o mayor persona sino de aquella que tiene la capacidad para desempeñar autoridad de la mejor manera conforme al funcionamiento del hogar.

Le pondré un ejemplo: ¿usted ha visto un barco que tenga dos capitanes? ¿O un banco que tenga dos gerentes? ¿O un país que tenga dos presidentes? ¡No! Eso llevaría al desorden. Lo mismo es en el hogar, tiene que haber un orden de autoridad y en este caso el orden de autoridad normalmente debe ser tomado por el varón y no porque sea mejor, sino porque tiene una capacidad mayor para resistir y para tomar ciertas decisiones en momentos difíciles.

Pero hoy en día lo que muchas veces observamos es a la mujer liberada y que de alguna manera cree que las responsabilidades son al 50%. Ahora bien, yo no estoy diciendo que la mujer no deba de tener responsabilidades, ni que la mujer no es capaz de llevar estas responsabilidades, ni que la mujer liberada no puede trabajar, ni nada de eso; estamos diciendo que hay un orden de autoridad y de responsabilidades.

Varones irresponsables; Mujeres sobrecargadas

Uno de los primeros problemas que vemos en esta generación son los varones irresponsables que no llevan la autoridad en su casa, que no llevan la carga económica o administrativa y que tampoco se preocupan de la educación de los hijos. Todos estos papeles que son altamente pesados, caen en la mujer.

¿Y cuál es la consecuencia? Que la mujer se tiene que ver en la necesidad de salir del hogar, de trabajar. Mire lo que nos dicen las estadísticas: una mujer que trabaja fuera invierte cerca del 90% de su salario en casa, mientras que un hombre invierte en su casa cerca del 50% del salario.

Además siendo madre, la mujer tiene que llevar la carga de los hijos y esto es una carga doble que conlleva muchas veces a la frustración y a la amargura. No estamos diciendo que la mujer no puede trabajar, ni que es un gran error que la mujer trabaje, ¡no! Estamos diciendo que las responsabilidades deben de estar bien repartidas y que las mayores responsabilidades por la carga que estas producen deben de ser llevadas por los varones.

Por eso es que muchos hombres cuando no son respetados en su casa porque no llevan la autoridad o muchas mujeres que al tomar la autoridad completa por falta de una autoridad varonil, viven momentos frustrados, motivando que los hombres busquen satisfactores por fuera y las mujeres experimenten angustias, frustraciones y amarguras.

Al no existir un respeto se están invirtiendo los roles y los papeles en el matrimonio. Esta inversión de los papeles produce muchas veces el divorcio porque no hay forma de complementarse; hay un gran ambiente de frustración dentro de la casa y nadie se siente con el papel adecuado para llevarlo a cabo.

Imagínese usted que lo contrataran en una empresa, y que es usted un especialista en cierta disciplina o en llevar a cabo cierta función y que por circunstancias de su jefe a usted le pongan ha hacer aquella tarea que usted sabe que no es la persona más capacitada, y que además se le dificulta desarrollar tal labor. ¡Cuánta frustración no se estaría generando!

Es lo mismo que sucede en el matrimonio: la falta del respeto a los roles de autoridad y de responsabilidad es una causa frecuente del fracaso matrimonial.

No lo tome a la ligera, no es un problema de sexismo, ni es un problema de machismo, ni que el hombre es mejor, ni que la mujer es menor. Estamos hablando de las responsabilidades que se tienen que llevar dentro de un hogar para que funcione .

No es que uno sea mayor que otro, ni que uno tiene mayores derechos o libertades, al contrario, cada uno de los dos va a tener una responsabilidad muy específica que realmente hasta le será placentera llevarla a cabo y tomarla con todo orden y con toda responsabilidad.

El día de hoy se necesitan hombres que tomen la responsabilidad, se necesitan para los matrimonios felices mujeres confiadas en sus maridos.

De pronto existen casos donde la mujer o el varón puede decir: “no sé que pasó, de pronto parecía que todo iba bien pero mi cónyuge encontró a otra persona y me ha dejado” . No, quizás no todo iba bien y había señales muy claras desde antes en las que no se estaban respetando estos roles y finalmente, se ocasiona la ruptura de la pareja.

Qué peligroso es romper estos roles sociales que sabemos que están bien establecidos y que todos en conciencia concordamos con ellos. Toda mujer se siente mejor cuando está protegida y todo hombre se siente mejor cuando protege y cuando puede llevar responsabilidades.
Que no falte el amor
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