Por: Dr. Octavio Maldonado

A continuación desarrollaré cuatro puntos principales del fracaso matrimonial para que podamos tener una idea clara y podamos identificar aquellos errores, aquellas actitudes, aquellas posiciones que pueden hacer peligrar nuestro matrimonio si no las corregimos a tiempo.

El primer principio es estar conscientes de lo que es el matrimonio. A veces la pareja, o uno de los dos ignora lo que realmente es el matrimonio.

¿Qué es un matrimonio? Las personas algunas veces creen que el matrimonio es una unión principalmente emotiva, donde los sentimientos juegan un papel importante y las responsabilidades y los compromisos son secundarios, pero no es así.

Muchas veces, cuando en el matrimonio se acaban las emociones, se acaba también el matrimonio; esto es porque no se ha entendido algo muy importante y que pareciera ser una palabra que causa escozor muchas veces: la falta de compromisos. Si no existe un compromiso en el matrimonio realmente esa relación tiene grandes probabilidades de fracasar; en otras palabras, no sirve.

El compromiso es la base sólida del matrimonio. Es cierto que también las emociones y los sentimientos juegan un papel importante, pero es el compromiso la parte fundamental.

Algunas personas el referirse al matrimonio dicen, por ejemplo: “me voy a casar con quien me convenga”, o sea, se casan por intereses como el dinero, como la apariencia física o la belleza, pero no están directamente relacionadas con los compromisos; tal matrimonio, lo sabemos por experiencia, se arruinará porque no hay verdaderos compromisos sino simplemente el querer sacarle provecho al otro.

Es importante entender que el matrimonio es un pacto de compañía, esto es, un compromiso de compañerismo para ayudarse mutuamente por medio del amor.

El matrimonio es un pacto de compañía

La palabra “pacto” o “compromiso” que a muchos no les agrada es lo que hace funcionar al matrimonio; el día que no funcionan los compromisos o que se rompen los pactos, es muy fácil llegar al divorcio.

La separación llega a carecer de importancia porque no hay un verdadero compromiso. Se ha olvidado que el matrimonio es una institución divina, es algo sagrado que existe desde hace muchísimos años y que se ha respetado como tal.

Dios mismo defiende y promueve el matrimonio; el que usted tenga a una persona cerca tiene un altísimo propósito.

El ser humano es un ser de relación, es decir, necesita relacionarse con otro. Le es necesario tanto amar, como ser amado. Una persona que no cumple con estas dos características primordiales tiene un gran faltante en su vida.

Si la persona no está amando o no está siendo amada muy probablemente está viviendo un tiempo de infelicidad, no está completamente llena porque el corazón del hombre es tan grande y está tan necesitado de amor, que sabemos que tiene que dar y también recibir para vivir una vida feliz; eso es lo que se busca a través del matrimonio: que una persona tenga cerca a alguien para poder relacionarse.

El matrimonio es el diseño ideal para ser compañeros y ayudarse mutuamente a través del amor.

El hombre y la mujer se complementan

En el matrimonio el hombre y la mujer se complementan. Esto es porque el hombre y la mujer somos diferentes.

Esta idea choca mucho con lo que se dice actualmente: que el hombre y la mujer son iguales . Sí somos iguales en un sentido de la palabra pero tanto física, emocional, como en sensibilidad, en forma sentimental y aún en la forma de tomar decisiones, el hombre y la mujer son distintos.

Somos distintos los hombres de las mujeres; y no es que uno sea mejor que otro, sino que son seres diferentes y por eso se complementan.

En este compromiso que existe entre las dos personas, en este acercamiento para tener una relación con otra persona, para amar y ser amado, es donde el hombre y la mujer encuentran la felicidad: en el matrimonio.

Es importante entender que esta complementación entre el hombre y la mujer no es ni distingue a uno como superior del otro, sino simplemente se reconoce que existen diferencias constitucionales entre el hombre y la mujer.

El pacto, el compromiso es para ayudarse mutuamente, para complementarse por medio del amor.

Cuántas veces hemos visto personas que tomaron la decisión de casarse quizás porque querían salir de la casa, o porque tenían una gran cantidad de emociones y sentimientos, aunque sabían específicamente que quizás la contraparte no tenía verdaderos compromisos o había dado muestras muy claras de que no estaba comprometido.

Cuántas veces hemos visto también que personas hacen “castillos en el aire”, es decir, tienen ideas fantasiosas de lo que es el matrimonio y a la hora que llegan los compromisos, a la hora que llegan las dificultades o hay que tomar las decisiones y mantenerse firmes en el compromiso que se estableció ante los hombres y muchas veces ante Dios, es ahí donde se ve la fluctuación.