La Familia

Los errores de la madre de familia

Por: Dr. Salvador P. Cárdenas

  • No estar en casa. Uno de los grandes errores que cometen muchas mujeres es el andar fuera de su casa, entrometiéndose en lo que no deben meterse y no cuidando su propio hogar.

Con esto no quiero decir que la mujer debe estar siempre encerrada, por supuesto que no, no pensamos así ni creemos que eso sea lo correcto, pero por supuesto que el hogar necesita ser atendido y hay muchas mujeres que no saben estar en el hogar.

Hay muchas mujeres que como que la casa les pica, les da comezón y están esperando el momento para salir, para colgarse en el teléfono, y no están atendiendo su propio hogar, y esto hace que el hogar esté debilitado.
 
Si el marido está saliendo a trabajar, a ganar el recurso necesario para mantener a la familia, y usted tiene tiempo para estar en casa, debe aprovechar la oportunidad para ver las necesidades, solventar los problemas que surgen en esos momentos en casa.

Pero cuando a la mujer pareciera que le da comezón el hogar, como si tuviera un compromiso más grande con la amiga o comadre, que con el marido o hijos, las prioridades en la mente de esa mujer están totalmente invertidas, totalmente fuera de contexto de lo que un hogar está necesitando.

  • Provocar tensión por pequeñeces. Otro de los errores que la mujer comete en muchas ocasiones, es tensionar el hogar peleando por pequeñeces contra el marido.

Cuando el marido hace algo que afecta realmente al hogar, por supuesto que se debe de hablar y confrontar esa circunstancia y situación, pero hay mujeres que pareciera que solamente le andan buscando el punto negro al asunto para ponerse a pelear con el marido.

Con esto echan a perder la autoridad del marido delante de los hijos, metiendo un contexto de una tensión innecesaria en el hogar, porque están pidiendo un marido ideal, que cumpla hasta el mínimo detalle y si no es así, la mujer hace todo un problema.

Eso es muy malo y habla de una mujer posiblemente amargada, que no está ubicada en su realidad familiar y social.

Si usted es una mujer casada y está en ese contexto, está tensionando innecesariamente su hogar, que debe de ser un lugar en donde haya paz habitualmente, respeto de unos para con otros y que haya tolerancia para los pequeños defectos que la gente pueda estar teniendo.

Pero cuando esos defectos son el motivo para disputas frecuentes, grandes, que hieren y lastiman, créame que no van a lograr cambiar la circunstancia y lo único que van a lograr es que el hogar se enfríe, divida y tensione, es un gran error el actuar así.

Hay muchas mujeres que están no solamente esperando, sino presionando de tal forma al marido para cumplir cosas que realmente no son necesarias, en donde el marido se mete en un conflicto y acaban en disputas y todo eso es innecesario.

Aprendamos a ser prudentes, a tener tolerancia, a dejar a un lado el egoísmo y a poder amar al marido, la mujer y demás miembros de la familia.

  • No fortalecer la autoridad del esposo. Naturalmente, los hijos se ven bastante beneficiados cuando el padre de familia es responsable, funge como cabeza en un hogar y promueve la armonía.

El varón es la persona adecuada para ejercer la autoridad. Cuando esa autoridad es legítima porque el hombre está cumpliendo bien su papel de padre y esposo, la mujer debe contribuir en fortalecer esa autoridad que el marido tiene.

Pero hay muchas mujeres que pareciera que lo que están disputando es la autoridad y empiezan a contradecir las indicaciones del padre de familia; esto también tensionará y hará que la familia esté errando en su caminar.

Los jóvenes empezarán a menospreciar la autoridad paterna, el padre evidentemente se disgustará y molestará y todo por una mujer que quizás no está entendiendo que esa autoridad que el padre tiene es buena, correcta y debe utilizarla y ponerla al servicio de la propia familia.

Cuando hablamos de autoridad no hablamos de autoritarismo o prepotencia. El padre de familia es el principal servidor de la familia, es la persona que debe de servir con mayor dedicación a su propia familia a través de su trabajo, de proveer las necesidades.

Debe también atender las necesidades de su propia esposa en todos los sentidos: emotivas, sentimentales, de afecto, de atender las necesidades de sus propios hijos.

Pero también tiene ese respaldo que le da esa autoridad que como varón tiene en la familia, y la mujer tiene que aprender a respetar esa autoridad y cuando esa autoridad no se respeta tienen conflictos y grandes.

  • Ser muy consentidora. Por último la mujer también falla cuando se convierte en una madre consentidora, en una madre encubridora de las faltas de sus propios hijos.

Una mujer que actúa de esa forma, no ama a su hijo. Cuando tu hijo es pequeño, es el momento para formarle un carácter responsable, que lo enseñe a enfrentar los problemas que este mundo tiene, del diario vivir.

Pero cuando una madre se vuelve apapachadora, consentidora, encubridora de sus hijos, que en lugar de enseñarlos a tomar responsabilidades, que sus acciones pueden ser buenas o malas, que si son buenas les irá bien, y si son malas, pues les irá mal, si en lugar de enseñarles que la vida es así, les enseña un mundo color de rosa, un mundo en donde no hay compromisos, en que las cosas se solapan y no hay responsabilidades, esto hará que los hijos crezcan con un carácter irresponsable.

Por supuesto que una madre debe ser cariñosa, fomentar el amor y cariño en el interior de su hogar, pero no debe fomentar la irresponsabilidad. A muchas madres les gana el sentimiento y confunden el amor con el consentimiento, y hacen que sus hijos se vuelvan caprichosos e irresponsables, y muchas veces por eso se vuelven flojos.

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