¿Por qué es necesario un padre? - Parte II

El papel imprescindible del padre

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Hoy veremos la segunda parte del tema que se titula: La importancia de los padres en la educación de los hijos.

Nuevamente doy las gracias al Departamento  de Salud y Servicios Humanos de las familias y niños Estadounidenses, pues el material que nos han facilitado ha sido de mucha importancia para poder dar esta temática.

El punto inicial que quisiera enfatizar para iniciar este tema es que el padre cría a sus hijos de una manera distinta a la madre. El padre y la madre se complementan, mencionábamos en la primera parte, existe un complemento natural en el carácter del hombre y en el de la mujer, y este complemento es de suma importancia para la educación de los niños.

La diferencia entre madre y padre ofrece diversas experiencias importantes a los niños.

El doctor Pruet, que es una autoridad en asuntos de psicología y conducta infantil, explica que los padres poseen estilos inconfundibles para comunicarse e interactuar con sus hijos. Cuando los recién nacidos alcanzan las ocho semanas de vida, ya conocen la diferencia entre las interacciones que tienen con su madre y de aquellas que tienen con su padre. Esta diversidad en sí misma les ofrece  una experiencia rica y más amplia de interacciones contrastivas de parentesco, incluso más que los niños que se crían con un solo padre.

Es decir esa relación que existe de papá y mamá con el niño, hace que éste aprenda a interactuar con los diferentes seres humanos, y a las ocho semanas empiezan a notar ellos mismos la diferencia entre el trato del papá y el de la mamá. En realidad los niños, están aprendiendo a una corta edad, y a través de la experiencia que los hombres y las mujeres son distintos entre sí y que tienen maneras distintas de sobre llevar la vida a otros adultos y a otros niños.

El simple hecho de la cercanía física del papá y la mamá con el niño, eso, por sí mismo, enriquece la experiencia que el niño a esa corta edad empieza a tener con las personas que le rodean, y desde este punto es importante el papel del padre.

Avanzando la edad del niño, podemos entender que el padre juega con el niño de una forma distinta a como lo hace la madre, y esto también hace que se desarrollen diferentes actitudes, tanto en el niño como en la niña, cuando se relacionan con ellos.

El padre tiende a jugar con sus hijos, en cambio la madre tiende a cuidarlos. Es decir, los padres tienden más a hacerles cosquillas, juegan a las luchas y lanzan a los hijos en el aire, mientras las mamás están advirtiendo “¡ten cuidado!” o “¡no tan alto, se te va a caer!” Eso es lo que sucede, generalmente el padre hace más escándalo con sus hijos que la mamá. La mamá sostiene y acurruca a su bebé y el padre lo hace saltar, él es más brusco y ella obviamente es más suave. El padre tiende a ser competitivo, él incentiva a los niños a la competencia, en cambio la madre los incentiva a la equidad, el padre incentiva a la independencia, mientras la madre incentiva la seguridad.

Estos puntos nos hacen reflexionar y pensar de la sabiduría de Dios al crear al hombre y a la mujer, y al poner a los niños en manos de ellos, y cómo aunque son distintos, se complementan perfectamente.
El padre, fundamental para el desarrollo de los hijos
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