¿Por qué es necesario un padre?

Un buen padre marca la diferencia

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Los niños que se ven beneficiados con la presencia de un padre preocupado en su vida, durante los primeros años de vida, ingresan a la escuela demostrando un mayor número de las cualidades que son necesarias para el aprendizaje, también demuestran más paciencia, son curiosos y seguros de sí mismos, pueden permanecer sentados con más facilidad, esperar a su maestra con paciencia y mantener un interés por su propio trabajo.

Estos son efectos que trae consigo el hecho de que un padre de familia se involucre en la educación de sus hijos y que deje de ser simplemente el que lleva el dinero a la casa.

Las familias hoy en día están en crisis y vemos que los niños empiezan a crecer, llegan a la adolescencia, son jóvenes y después toman caminos errados en la vida y ya no es fácil sacarlos de ahí. Todo eso se hubiera evitado en un porcentaje muy alto, si el padre se hubiera involucrado en la educación de sus hijos y estado cerca de ellos, preocupándose por ellos.

Un padre de familia que es amigo de su hijo, pero al mismo tiempo también es su autoridad, es un tesoro grandísimo para la familia y para la sociedad, pues se acabarían muchísimos de los problemas que hoy aquejan al mundo en el que vivimos.

¿Por qué vivimos una crisis en la juventud y en la adolescencia? Simplemente porque los papás están ausentes y los niños crecen sin la imagen paterna, sin el papel tan importante que el papá podría estar jugando en el desarrollo de sus hijos.

Cuando usted, padre de familia, se ve directamente involucrado en la educación de su hijo, yo le aseguro que cuando el niño crezca y empiece a ir a la primaria, cerca de los seis años, será un niño diferente a los demás, porque se sentirá seguro de sí mismo, y que al mismo tiempo sabe que debe de respetar límites, ciertos reglamentos que se le presenten porque él tiene la imagen paterna muy firme en su mente, entonces se siente protegido, y sabe que su padre le pedirá cuentas y que estará evaluando su conducta y eso será muy bueno para él, porque los niños a esa edad actúan simplemente por impulsos y deseos y por lo tanto necesitan la presencia de alguien que siendo su amigo y que se sientan amados por ese amigo, al mismo tiempo ese amigo les pida cuentas, como un padre a un hijo.

Un psicopedagogo de bastante fama por los estudios que ha realizado al estar observando la conducta de los niños, llamado Paul Amato, explica que este nivel de autocontrol elevado en los niños de edad escolar que tienen la presencia de un padre preocupado y que participa en su educación, también se relacionaba con otras cualidades saludables, entre ellas: técnicas mejoradas de vida, autoestima y habilidades sociales más desarrolladas.

Como vemos por todos lados hay beneficios cuando el padre de familia se involucra directamente en la crianza y educación de los propios hijos. Por otro lado, cuando el padre está ausente y no se involucra, las consecuencias son tristes y malas, pues hay un vacío que no lo puede llenar una madre por muchas ganas que ella ponga en la crianza del hijo, ya que naturalmente el carácter de una mujer es distinto al del hombre.

Existen ciertos aspectos que se conectan entre la participación positiva del padre y ciertos factores que se dan en la vida de niño. Es decir, cuando un padre se involucra en la vida del niño desde temprana edad, hay cosas que se derivan de esa participación paterna, por ejemplo: hay menores niveles de conducta perturbadora y menos expresiones de ira, depresión y mentiras.

¡Qué trascendental es su papel, padre de familia! Qué importante es que usted ejerza de forma sincera y responsable la paternidad, que se involucre frecuentemente, constantemente en la crianza de sus hijos. Así disminuirían las mentiras, los berrinches, las iras, con el sólo hecho de que usted apagara el televisor y se pusiera a platicar todos los días con sus hijos y les demostrara el interés que tiene por ellos.

Otros aspectos que también se ven afectados positivamente es la obediencia a los padres, la amabilidad con otras personas y el sentido de responsabilidad.

Un excelente hijo, un buen padre
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