ĦUn grito de angustia!
 

Cuidado con los adolescentes
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Cada intento de suicidio es un grito de angustia desesperado. Es importante que estemos conscientes de estas señales.

Si tu hijo se ha vuelto retraído, si se encierra en su cuarto, si no comparte con sus amigos, si está usando drogas o alcohol, si ha disminuido su aprovechamiento en la escuela o si atraviesa una situación difícil: tienes que estar cerca de él.

Es importante que los padres ayuden a los jóvenes que están en esta situación.  Aparte es importantísimo que rompamos el mito de que si hablamos del suicidio, otros van a querer cometer suicidio, debemos de hablar, enseñar, preguntarle a nuestros hijos si hay algo que los está deprimiendo, si hay alguna situación que los pone en riesgo de cometer suicidio. Este es un mito que no tiene ningún fundamento.

Otra señal de alarma que preocupa a los investigadores es que cuando un adolescente comete suicidio y sus amigos se enteran de esto, puede ser que a ellos también les nazca el deseo de quererse suicidar. En otras palabras, pueden imitar su ejemplo pensando que es una buena salida o escape hacia sus problemas.

El suicidio no es ningún escape a ningún problema, es la puerta a una condenación espantosa, es la pérdida de una vida muy valiosa y además destruye mucho a los familiares y amigos.

Quisiera citar a Marion Crook, una investigadora en suicidio de adolescentes, la cual recientemente publicó una investigación que llama mucho la atención. Ella comenta al respecto:

“Yo, preocupada por la situación del suicidio entre los jóvenes y adolescentes, decidí hacer un estudio entre 30 adolescentes alrededor de mi país y me di a la tarea de hacer entrevistas con cada uno de ellos. Las entrevistas duraron alrededor de un año hasta que acabé de entrevistar a los 30 adolescentes de diferentes ciudades y pueblos, variaban sus edades, sus trasfondos y sus sociedades.”

La doctora dice acerca de su encuentro con estas entrevistas:

Menciona a una muchacha de 15 años de edad, estudiante y que vivía en un hogar con sus padres, aparentemente tranquila. Era una niña de 8 años cuando fue abusada sexualmente por el amigo de su hermano, quien también la amenazó e insultó.

Con este trauma en su interior esta muchacha creció hasta la pubertad y empezó a encontrar que se sentía confundida respecto a su aspecto físico. Se agregó la situación del cambio de residencia y esto produjo un gran estrés en su vida y en la nueva escuela a donde ella ingresó, la acusaban de ser lesbiana. Ella lo considero como un insulto.

Esta muchacha de 15 años, al sentirse aislada, acusada de algo que no ella no era y al haber sido abusada a los 8 años, intentó suicidarse. Gracias a Dios no lo hizo. Sin embargo, esto nos puede abrir el panorama de los rostros ocultos del suicidio.

¿Sabias tú que en nuestros países de América Latina el incesto (el abuso sexual de padres a hijos) está incrementándose en la medida que incrementa el consumo de alcohol, la violencia, la inmoralidad, la pornografía?

Los padres se vuelven sin afecto natural, insensibles y abusan sexualmente de sus hijos cuando son pequeños.

¿Cuántos jóvenes el día de hoy han sido objeto del abuso sexual? ¿Cuántos han sufrido este maltrato y llevan una herida incurable dentro de ellos? Incurable en sus propias fuerzas, incurable porque nuestra sociedad no les ofrece soluciones que realmente puedan ayudarles a vencer esos trances dolorosos. Muchos de ellos callan por temor a la represalia, por no querer acusar a sus padres, por no querer ser ellos acusados después.

El dolor del rencor
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