¿Por qué es necesaria la disciplina?
 

¿Cómo formarlos?
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

¿Cómo educar a tus hijos? Hay una manera de hacerlo: Una instrucción correcta desde un principio, puede librar a su hijo de quedar atrapado en sus propios deseos incontrolables, en sus propias pasiones.

Cuando usted ve en un centro comercial a un niño que le pide a papá o a mamá un producto y se lo niegan, y el niño empieza a hacer un berrinche terrible, de tal manera que el padre lleno de vergüenza lo único que hace es sacar al niño del lugar, es un claro ejemplo de un padre o una madre que no está disciplinando al niño, lo está dejando crecer conforme a lo que al niño mejor le parezca, y si el niño quiere un chocolate y no se lo quisieron comprar, y hace un gran berrinche es porque él ya sabe que a través de esa manera está logrando que los padres le den lo que quiera.

Esos padres están maleducando al niño, le están enseñando que al actuar así, él obtiene lo que sea a como de lugar.  

Y esta conducta hará que el niño, cuando ya esté grande hasta él mismo no sea feliz, se siente presa de sus sentimientos y de sus pasiones, porque la conciencia empieza a despertarse y a decir cómo se deben de hacer las cosas.

Luego, cuando el niño lucha contra su conciencia, llega lo que se conoce como los conflictos de conciencia, donde finalmente el niño tiene dos opciones; o volverse a sujetar, o simplemente hacer a un lado esa conciencia, y seguir en ese camino de una vida sin control en sus pasiones y deseos, y que pudiera terminar como uno de estos jóvenes que hablaba la noticia.

Claramente podemos ver cómo existe toda una influencia, una forma de pensamiento sobre nuestros hijos para que aprendan a disfrutar la vida.

Nosotros no estamos en contra de que nuestros hijos disfruten la vida, estamos hablando de un disfrutarlo de una manera responsable, que no dañe ni destruyan sus vidas, de manera que el día de mañana tengan que lamentar con mucho dolor una acción que le destruyó la vida y que ahora ya no puede disfrutar la vida.

Cuántas jóvenes inician su vida sexual a muy temprana edad y luego quedan embarazadas y después del embarazo, se quedan con un niño, solas y abandonadas. Se quedan despiertas a las relaciones sexuales, es decir, quedan en una situación de desear esa vida, sin estar casadas y no tienen una pareja con la cual disfrutar libremente la relación sexual, y buscan otras parejas, y ya no tienen un hijo, sino tres, cuatro o cinco.

Muchos padres se jactan de ser buenos padres, y lo digo con mucho respeto; dicen: “Yo he sido un buen padre, mi hijo no salió borracho, ni drogadicto y estudia.” Sin embargo, cuando vemos a los jóvenes, a sus hijos, son personas mentirosas, que tienen sentimientos y actitudes malas contra otras personas, que son rebeldes y que están amargados contra ciertas personas, hay lujuria en sus vidas, tienen lascivia.

Cuántos niños no conocemos que están llenos de glotonería, comen de una manera desenfrenada y desordenada, comiendo a cualquier hora, dulces, galletas, refrescos, están atentando contra su propia vida.

Cuántos padres no hay que se enorgullecen de tener buenos hijos, porque no se drogan, porque no han matado a nadie, no han robado, pero son padres que no les han enseñado a sus hijos ningún tipo de principios. Si sus hijos no han caído más bajo, es porque no ha habido el tiempo propicio, para ir cuesta abajo, en donde todos los jóvenes, están cayendo por falta de instrucción y disciplina.

Uno de los errores más graves que los padres pueden cometer con sus hijos, es: que viendo los padres a sus hijos el empezar a formar malos hábitos, no hicieron nada por detener eso. Muchos padres, pueden decir “Si yo no me he embriagado, no soy una persona golpeadora ni grosera, ¿por qué mi hijo empezó con esas conductas? ¿Por qué mi hijo empezó a tomar? ¿Por qué mi hijo le contesta así a mi esposa si yo no le he dado ese ejemplo?”
 
No sólo es el ejemplo que tú le das en casa, por fuera en la sociedad, también hay una influencia y una forma de pensar. Como padres tenemos que cuidar nuestra influencia, la influencia de la sociedad y enseñar a nuestros hijos a tomar determinaciones propias, decisiones propias.

Pero una cosa es cierta: el padre un día escuchó a su hijo hablar con maldiciones y no le dijo nada. El padre vio que su hijo empezó a ser grosero con su mamá, y no lo reprendió; el padre se dio cuenta de la forma de vida que estaba empezando a tener su hijo, -como por ejemplo llegar tarde, no acostarse temprano, no cumplir con las tareas- y tampoco le dijo nada.

Y al decir que no le dijeron nada, me refiero a que no se avocaron a ir a la raíz para arrancar toda la situación y no dejar que se arraigara en la vida de su hijo, sino que dejaron crecer esa situación hasta que ya no lo pudieron controlar y simple y sencillamente se resignaron a que el muchacho hiciera lo que.

Principios básicos para instruirlos
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