Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

¿Cuántos hombres que se llaman a sí mismos creyentes en Dios tienen oraciones con estorbo porque son ásperos con sus esposas?

“Maridos, amad a vuestras mujeres y no sean ásperos con ellas.” “Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten.”

De nuevo Dios habla en su palabra. Dios nos llama a ser compasivos. No hay muestra de compasión más grande y notable que el perdonar cuando nos hacen un mal. No devolvemos ese mal con otro mal, sino devolvemos un bien al mal que nos hicieron.

Tú dirás: “eso es imposible.” Pero ese es el mensaje de Jesús, Dios hecho carne, el Todopoderoso, el Salvador de este mundo. No devolver mal por mal, sino al contrario, bendecir sabiendo que fuiste llamado para heredar la bendición.

¿Quieres amar la vida y ver días buenos? ¿Quieres disfrutar de la vida que Dios te puede dar? ¿Quieres disfrutar de esa paz y tranquilidad? ¿Quieres disfrutar de tus hijos y esposa? ¿Quieres disfrutar de tus compañeros? ¿Quieres ser feliz y libre del pasado?

¿Quieres escapar de esa prisión que te encarcela al pasado?

Necesitas recibir la bendición. Esa bendición solamente se recibe cuando tú perdonas de todo corazón a los demás sus ofensas y te vuelves a Dios arrepentido de todos tus pecados, dispuesto a cambiar y hacer lo que es recto ante sus ojos, a obedecer su palabra y confías en Cristo Jesús, el Salvador de este mundo. En Aquel que tiene poder para perdonarte y para perdonar tu pasado, borrarlo y para transformarlo en un presente lleno de bendición, ayuda, paz y tranquilidad; lleno de felicidad verdadera.

Necesitas perdonar. Dios te lo pide, así como tu conciencia y la moral. Perdona y serás libre de la prisión de tu pasado.

Que Dios te bendiga.