La Prisión de los Recuerdos
 

Recuerdos que lastiman
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Muchísimas personas viven prisioneros del pasado. Si tú eres una persona muy sensible cuando te hacen una observación o comentario, probablemente esa puede ser una señal de que dentro de ti hay un recuerdo de una situación que viviste y te lastimó.

Todas esas son circunstancias pasadas que te mantienen atrapado, viviendo en el pasado y no en el presente. Muchas personas se sienten así porque no han perdonado y no pueden ser libres del pasado. Por no perdonar han perdido aún el control de sus propias vidas y otra persona controla sus vidas. ¿Quién? La persona que las hirió.

Los recuerdos sobre la persona, el miedo a enfrentarla, junto con el sentimiento repulsivo hacia ella, te convierten en una persona controlada por ese suceso que causó heridas en tu vida.

Si a ti te duele mucho lo que te hicieron o cómo te trataron o lo que hablaron de ti y recuerdas con facilidad las cosas del pasado, puede ser que dentro de ti exista una amargura. La amargura  es un rencor u odio por algo que sufriste.

Cuando sientes repulsión hacia la persona que te hizo daño o hablas frecuentemente de lo que te hicieron, existe dentro de ti un mar de sentimientos que llevas adentro que se están generando por una falta de perdón. Esto te lleva a hablar mal y a calumniar contra la otra persona.

Ese rencor se anida dentro de ti y produce un veneno terrible que daña todo lo que haces, corrompe tus palabras, tus pensamientos y sentimientos y te atrapa en el pasado.

Conocí el caso de una mujer que durante muchos años estuvo atrapada en el pasado, no podía ser libre. Se sentía así porque su esposo, un hombre con el cual se casó profundamente enamorada y con quien vivió muchos años, empezó a ingerir alcohol en cantidades excesivas, se volvió agresivo, desobligado, gastaba el dinero de manera irresponsable y además la hería con palabras cuando llegaba a casa.

Casi a diario, en estado de ebriedad, la golpeaba. Ella veía que sus hijos se sentían impotentes de arreglar esta situación y experimentaban un gran dolor y angustia dentro de sus corazones porque tenían imágenes que se les habían quedado grabadas por la situación que vivieron.

Esta mujer resentida decidió aborrecer y odiar a su esposo e inclusive llegó a desearle la muerte. Cada vez que lo veía lo maldecía internamente; sin embargo, no quería separase o alejarse de él por el daño que podría ser para los hijos, por el qué dirán los demás, etc.

Ella guardó estos sentimientos en su alma por muchos años y esto ocasionó que su vida se destruyera emocionalmente, la convirtió en una mujer triste, deprimida, irritable y agresiva. Se convirtió en una mujer completamente atrapada por su pasado.

Pasaron más de 30 años y ella no pudo vivir el presente, no pudo disfrutar la vida, no pudo disfrutar a sus hijos. No pudo disfrutar las cosas hermosas que Dios nos da como la creación, la naturaleza, la belleza del amor de un ser querido, etc.

Un día escuchó un consejo sagrado acerca de perdonar, lo tomó en serio y decidió perdonar a su esposo de todo corazón. Y aunque él ya había muerto, ella seguía guardando odio contra él y perdonó. Al perdonar experimentó la libertad. La puerta se abrió y pudo salir de su pasado y ahora que es una mujer anciana experimenta el gozo de poder recibir el amor de sus hijos que no podía recibir porque estaba atrapada en el odio.

Ahora experimenta el gozo de que Dios le da años en su vejez y la felicidad de poder contemplar un día, poder disfrutar del canto de los pájaros, el olor de las flores y aún la compañía de sus seres queridos. No se siente sola ni desamparada, siente el amor de Dios en su corazón y el amor de los demás.
Impedidos para ser libres
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