Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El perdonar es el medio para dejar ir los resentimientos. Es aceptar y amar a la persona que te ha dañado aunque tú no estés de acuerdo con sus comportamientos o ideas. Es dejar de sentir resentimiento.

Es un mandamiento para que los padres sean modelos y enseñen a sus hijos a perdonar. Cuando tus hijos ven, papá, que tú sabes perdonar a tu esposa sus faltas, o cuando tus hijos ven, mamá, que tú sabes perdonar a tu esposo, ellos aprenden a perdonar.

Es importante que los padres enseñen a sus hijos a actuar cariñosos, a aceptar a los que les lastiman y ofenden, a ser tolerantes y a no volverse egoístas o injustos, sino a saber amar y perdonar.

En las familias se debe fomentar el perdón.

El perdón debe ser incondicional. No debe ser condicionado a que la persona que te hirió cambie, venga a pedirte perdón o te ame. El perdón no sustituye las consecuencias. En otras palabras, los comportamientos inaceptables de la persona obviamente son dignos de reprensión. Estamos de acuerdo que el daño que has recibido no es justo.

Un hijo que recibió golpes de su padre alcohólico nunca mereció ese comportamiento. Una esposa que puso su confianza en su esposo y es traicionada no merece eso. Nadie merece el ser dañados o lastimados. Sin embargo, en las relaciones interpersonales en esta vida vamos a ser dañados en alguna ocasión.

Por eso es importante que aprendamos a perdonar y a vivir llenos de amor para poder sortear las dificultades y tribulaciones.

Los padres y los niños pueden aprender juntos que los malentendidos en casa se pueden arreglar hablando, aceptando los errores, corrigiendo cosas, pasando tiempo juntos, estableciendo comunicación entre ellos.

La comunicación es esencial.

Muchas esposas están resentidas porque sus esposos no tienen tiempo para platicar con ellas, porque pasan mucho tiempo enfrente del televisor y con sus amigos y hablan unos pocos minutos con ellas.