La Ayuda Más Maravillosa: El Amor
 

Beneficios del verdadero amor en la familia
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

Los beneficios de esta clase de amor se traducirán en una mejor relación entre padres e hijos, lo que empezará a establecer un cimiento muy sólido que no fracturará fácilmente la relación que se ha edificado.

Cuando un padre aprende a aceptar a sus hijos incondicionalmente verá la manera de conocerlos mejor y conociéndolos los enseñará a que controlen sus emociones. ¿Sabía que muchas de las problemáticas que enfrentan los hijos se corregirían si los padres aprendiéramos a aceptarlos incondicionalmente?

El verdadero padre les ayudará a que vayan madurando paso a paso, pues estará involucrado con ellos y al estarlo entenderá en cuáles áreas su hijo requiere instrucción. Y cuando comience a ser atraído por las cosas que le rodean verá la forma de instruirlo antes que se presente un problema mayor. Es decir, prevendrá una conducta que sabe que se presentará tarde o temprano y considerará que es mejor prevenir que lamentar.

El padre identificará los cambios de etapa de su hijo y propiciará el hecho de que el hijo pueda transitar a la siguiente etapa sin mucha problemática. Los adolescentes pudieran parecer maduros a los 14 o 15 años, pero los estudiosos de las neurociencias han considerado que el cerebro de una persona de esa edad apenas está en desarrollo en áreas como el sistema límbico o de las emociones y el sistema frontal o de las decisiones.

Dichos estudiosos también han considerado que la forma más rápida en que los jóvenes maduran es cuando existe amor y afecto de parte de los padres, y de manera particular, de los padres varones.

El verdadero amor logra milagros en la familia y asegura el hecho de que nuestros hijos van a tener una familia segura. El testimonio de un joven que se sentía muy especial dice lo siguiente:

“Para mí es muy especial mi familia, yo veía cómo mi padre abrazaba a mi madre y eso era muy común en casa. Observarlo me hacía sentir muy bien. Yo me metía entre ellos y éramos tres dándonos un abrazo. Siempre estaban contentos de incluirme en sus caricias. Cuando se acostaban, me acostaba con ellos, platicaban conmigo, me acariciaban y me decían que yo era muy especial para ellos y que ellos trabajaban para servirme a mí. Mamá y papá hacían que nuestra casa fuera el lugar más maravilloso y cálido. ¡Cuánta seguridad proveyó esto a mi vida y me ayudó a enfrentar los problemas! Hoy soy feliz.”

Es asombroso cómo el amor de los padres hacia los hijos puede lograr milagros, además de que les provee un cimiento estable para que más adelante ese hijo pueda tener una familia sólida y estable. Por otro lado, existe un nexo, una relación inequívoca entre la falta de amor y las relaciones sexuales entre los jóvenes.

Cuando no hay amor en la casa, los jóvenes buscarán satisfacer esa necesidad de afecto teniendo relaciones sexuales con cualquier persona que les diga que las ama. No es una excusa, pero es evidente que demuestra la raíz del problema: la falta de amor en la familia, ese gran ausente en el hogar.

En la medida en que ha habido daño en nuestra familia, en esa medida también debe haber una restitución. Los hijos necesitan sentirse amados, competentes, útiles y aceptados en su familia; necesitan sentirse recibidos por la sociedad. Aquí juega un papel preponderante el padre, quien los introducirá en la sociedad y les ayudará a desarrollar el deseo natural de hacer el bien.

Siendo el matrimonio el origen de la familia es en el mismo donde debe generarse esa influencia, con la cual serán beneficiados los hijos. Pero el fundamento necesario es el amor. Si usted tiene un matrimonio que no está funcionando como debería, hay una manera de resolverlo. El verdadero amor tiene prioridades y cuando éstas se respetan no habrá consecuencias desastrosas en la familia.

Nuestra sociedad necesita desesperadamente familias que amen verdaderamente. Quiero citar un texto de las Sagradas Escrituras que se encuentra en el evangelio de Mateo 22:36-39 “

Este pasaje evidencia que no hemos conocido al Padre. Si usted lo conociera, encontraría la manera de que el amor fluyera hacia abajo, hacia su esposa e hijos.

Si amas a Dios podrás amar también a tu prójimo. El prójimo más cercano es tu familia, de manera que si quieres amar de verdad tienes que buscar la fuente de donde proviene el amor verdadero. Esa fuente está en Jesús, el Hijo de Dios. Conociéndolo a él experimentaremos el verdadero amor y podremos trasmitirlo de manera natural a nuestros hijos, esposa y familia. Él es el verdadero amor.

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