Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Aquí tiene que intervenir un arrepentimiento, un abandono total y completo de todas esas acciones malas que han derivado de sus malos hechos, por una mala intención, de tal manera que ahora están cosechando lo que sembraron en el pasado.

         Por ejemplo, una persona que tuvo un hijo fuera del hogar y luego se casó, ese hijo, si es rechazado, va a sufrir las consecuencias de la fornicación o relación inmoral de sus padres, porque ahora habrá hijos dentro de un matrimonio, pero él sentirá el rechazo porque no es parte de la familia. ¡Cuántos hijos así viven rechazados! Tienen odio, miedo, amargura, rencor, una autoestima muy baja porque son rechazados por sus propios padres. Millones de personas en el mundo están así, viviendo bajo la sombra del pasado.

         Por eso la palabra arrepentimiento quiere decir cambio en la forma de pensar y cambio de intención. Cuando una persona se arrepiente piensa diferente con respecto a las malas acciones, las rechaza, porque sabe que ha cosechado mal fruto de ellas y ahora quiere sembrar lo bueno. Cambio de intención porque ahora la motivación que gobierna su vida es el amor que no busca lo suyo sino el bien mayor.

         El bien mayor es Dios y tu prójimo y cuando eres dirigido por ese amor no haces nada indebido, tienes una consciencia limpia y sana y no te persigue la sombra del pasado.

         Muchos padres de familia se sienten culpables de haber sido infieles a su esposa o esposo, de no haber criado a sus hijos con amor y disciplina, de no haber hecho correctamente las cosas en la vida y se lamentan, se duelen y se van al alcohol, a sumergirse para sentir un poco de inhibición de la culpa. Por eso es tan consumido el alcohol en nuestra sociedad, porque hay millones de consciencias culpables que quieren ahogar su dolor.

         También por eso los consultorios de los psicólogos y psiquiatras se ven llenos de gente, a veces no hay oportunidad para una cita porque la sociedad es materialista por cuanto tiene mucho y se olvida del pobre y del que sufre, se vuelve un monstruo del egoísmo. No dudes que la sombra del pasado los seguirá a donde quiera que vayan.

         Ninguna aspirina, ni los antidepresivos, ni ninguna otra fórmula química ayudará a tu consciencia a sentirse bien, sólo un verdadero arrepentimiento profundo y real, un cambio de actitud total, dando reversa a tu forma de vida y presentándote delante de Dios el Creador, tal como eres, con tus pecados, culpabilidades, volviéndote a él con dolor y vergüenza por haberlo ofendido a él y a tu prójimo.

         En ese momento, cuando tú tienes una fe real y sincera en Jesucristo es cuando experimentas la limpieza de tu consciencia, la paz con Dios, contigo mismo y con tu prójimo y se termina el miedo. Ahora comienza una verdadera estabilidad en tu vida, porque tu consciencia alaba tus hechos y te estimula a hacer el bien. No podemos negar ni ocultar esta verdad, no es una cuestión religiosa, sino real y práctica.