La depresión, el suicidio y los adolescentes
Testimonios reales

 

El caso de Lee Yung
 

Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Hay un caso muy importante, un testimonio del suicidio de una joven de 26 años de edad. Su nombre era Lee Yung, hija del presidente de una compañía muy importante en el este de Asia, quizás era una de las compañías más importantes de aparatos electrodomésticos.

         Ella era la menor de 4 hermanos, reconocida también por su belleza, poseía una fortuna personal de 192 millones de dólares y heredaría parte del imperio de su padre evaluado en 4,300 millones de dólares. Pero a pesar de tener una vida que parecería perfecta, la joven decidió suicidarse, ahorcándose con un cordón eléctrico en su departamento en la ciudad de Nueva York.

         La hija del magnate llevaba, hasta hace relativamente poco tiempo, una vida de ensueño: compraba autos caros para satisfacer su gusto por las carreras y adquiría finísimas obras de arte. Hace algún tiempo viajó a la gran manzana para estudiar arte en la Universidad de Nueva York, ya que en el futuro se haría cargo de la fundación Cultural apoyada por la empresa de su padre en esa ciudad.

         Su coche era una limosina que la llevaba a todas partes; sin embargo, la vida de Lee cambió radicalmente cuando apareció un hombre en su vida, un joven de quien se enamoró profundamente. Cuando decidieron casarse, los padres de Lee se opusieron al compromiso, pues ambos profesaban religiones diferentes, ella era budista. Ante la negativa de sus suegros, el novio decidió terminar con el noviazgo y la joven cayó en una profunda depresión.

         Según afirmaron los amigos de la chica, ella no salió de su departamento en semanas y se volvió muy solitaria. Finalmente, su tristeza se hizo tan profunda que la condujo a la muerte y el mismo novio fue quien encontró el cuerpo de su amada en Manhatan. En un principio, la empresa de su padre difundió que había muerto por un accidente automovilístico; sin embargo, algunos reporteros realizaron una investigación y descubrieron que la muchacha se había suicidado.

         En el caso de Lee, los padres asumían que ella estaba bien, pero realmente había problemas serios: había una muchacha inconsolable. Sus amigas no lograron ayudarla, puesto que ignoraban el problema y tampoco tenían la capacidad de tratarlo y, por último, ella nunca quiso llamar a sus padres para comunicarles sus sentimientos.

         ¡Cuán cerca debemos estar de nuestros niños! Ellos nos necesitan más que el dinero, si bien es importante, es aún más importante el deseo de amarlos, el afecto, los valores familiares. Si ves que tu niño tiene cambios bruscos de sentimientos y comportamiento no lo tomes a la ligera.

         La pasión puede llevar a una irracionalidad, cuando hay una emoción fuerte que nos controla, sea tristeza, ira, odio, etc. Esta joven no pensó, ni reflexionó que había gente que pudiera interesarse en su caso, que le hubiera sido muy bueno hablar con un especialista de salud acerca de su problema, abrirle su corazón y contarle su desesperación. En ese momento quizás hubiera recibido atención médica y se hubiera evitado el suicidio.

         Tampoco recurrió a sus padres, ignoramos si ellos le cerraron la puerta o si fue ella quien decidió no comunicarse, pero una cosa es segura: cuando hay unidad familiar, los padres perciben cuando una hija está triste. Cuando estamos cercanos a nuestros hijos podemos percibir sus emociones. ¿Qué sucede cuando los padres no sabemos proteger a nuestros hijos de las emociones que los atrapan, cuando no estamos lo suficientemente cercanos para poder ayudarlos?
Los jóvenes y la depresión
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