La depresión, el suicidio y los adolescentes
Testimonios reales

 

Un testimonio verídico
 

Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Como padres de familia o familiares necesitamos estar alertas, no en un estado de pánico, pero sí conocer quiénes están en más riesgo de suicidarse. Los niños son más propensos a suicidarse conforme van creciendo, aquí es donde la atención de los padres debe estar muy cercana a los hijos, así como la comunicación y el afecto.

         Los adolescentes que son más propensos a cometer suicidio son aquellos que tienen entre 18 y 19 años de edad. Cómo lo hemos mencionado en otros programas, esta es una edad difícil si no se abren bien las líneas de comunicación y si no se trabaja profundamente en la familia. Si los niños varones de esta edad no tienen con quién comunicar sus sentimientos, depresiones, tristezas, fracasos, etc., o si no se detecta médicamente la depresión, se confunden con cuestiones de carácter.

         Para muestra un botón basta. Recuerdo a un padre de familia de clase económica media que nos solicitó ayuda para tratar con su hijo que tenía intentos suicidas, a lo cual acudimos de inmediato. Al llegar al hospital donde estaba internado el joven, de unos 17 o 18 años, vimos que estaba tratado por psiquiatras y que su cuadro depresivo estaba siendo controlado dentro del hospital.

         La recomendación del psiquiatra al padre de familia fue: “Usted necesita estar muy cercano a su hijo y trabajar en coordinación con el psiquiatra para coordinar ambos el comportamiento y el seguimiento del muchacho.” Pero el seguimiento, al salir del hospital, fue muy escaso de parte del padre, quien se afanaba mucho por sus negocios y pensó que el problema de depresión e intentos de suicidio habían terminado.

         Él pensó que por haberlo llevado a un buen hospital y haber recibido tratamiento inmediato el muchacho se iba a curar, pero el consejo del psiquiatra fue despreciado y el padre de familia no regresó a consultar a su hijo, ni tuvo esa relación con él, sino que se afanó en sus negocios. El hijo siguió con su depresión y volvió a tratar de suicidarse hasta que finalmente lo logró.

         ¿Qué aprendemos de esto? Es importante la relación familiar, pues los adolescentes que son más propensos a cometer suicidio son aquellos que tienen entre 18 y 19 años. Es necesaria una buena comunicación entre el padre y el hijo, el padre tiene que convertirse en el amigo más cercano del hijo, aquél en quien pueda confiar sus sentimientos.

         Muchas veces sus sentimientos de depresión o sus expresiones de quitarse la vida sólo las comentan con sus amigos más íntimos. Quiero advertirle que este problema puede ir creciendo en la medida que los padres vayamos desatendiendo nuestra relación afectiva con los hijos.

         Usted no querrá tener la experiencia de aquél hombre, un famoso ingeniero, padre de familia, quien llegó a su casa después de un día arduo de trabajo y, buscando a uno de sus hijos, al abrir la puerta de su recámara lo encontró colgado del techo. El ingeniero era una persona trabajadora, un padre de familia responsable económicamente con sus hijos, les brindaba todo lo que fuera necesario; sin embargo, había un problema: tenía una obsesión por su trabajo.

         Él quería triunfar y claro que lo logró, pero perdió a uno de sus hijos. ¡Qué impacto fue para aquel padre ver a su hijo ahorcado! Llamó al doctor de la familia, quien inmediatamente acudió, pero cuando lo descolgaron e intentaron darle los primeros auxilios estaba rígido y muerto.

         ¡Qué experiencia tendría este padre de familia! Seguramente una experiencia muy amarga, quizá desarrolló alguna depresión. Aunque finalmente logró su cometido económico, perdió lo más precioso que puede dar la vida: un hijo.

El caso de Lee Yung
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