Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

¿Y cuál es el deseo real del alma? No son las joyas, no es la bebida, no es simplemente tener éxito en la vida, triunfar, no tener problemas.

A veces no logramos comprender los seres humanos, por cuanto estamos caminando en tinieblas, alejados de esa realidad que es Dios, de esa relación con un Dios verdadero y vivo. El deseo del alma es Dios mismo.

Dios creó tu alma, y es sólo El quien únicamente puede arreglarla, restaurarla y darle vida, vida abundante que es paz, es gozo, es perdonar a aquellos que no puedes perdonar, amar a aquellos que no amabas, sembrar en tu corazón amor donde crecía el odio, esperanza donde crecía la falta de esperanza, confianza y dependencia donde había fragilidad y desaliento, temor, miedo. El Creador del alma es Dios.

La verdadera esperanza está en Dios, no es algo místico, no es algo inalcanzable, no es algo que sea exclusivo de una u otra religión, está al alcance de todos, lo puedes encontrar cuando eres humilde y reconoces que no se cumplió la expectativa que buscabas, no porque fracasaste solamente, sino porque muchas veces esas expectativas son irreales.

Hay una esperanza que es real: hay vida en Cristo aún después de la muerte, en la resurrección de los muertos está fincada la esperanza de aquel hombre real y verdadero que tiene una comunión personal con Dios. No te desanimes, no te desesperes, hay esperanza, Jesucristo vive.